El cierre de la Hemeroteca

Cuando más investigadores se acercan a los archivos de la Hemeroteca Municipal de Sevilla, la segunda de España tras la de Madrid, echa el cierre desde el 16 de agosto al 4 de septiembre. Cierre total

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14 ago 2017 / 23:00 h - Actualizado: 14 ago 2017 / 23:00 h.
"Historia","Tribuna"
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Desde que el mundo es mundo es ley de vida y de buena convivencia que ningún servicio de la administración puede ser cerrado al buen uso de los ciudadanos aunque solo acuda a él un usuario, e incluso aunque no acudiera ninguno, que para eso esta allí el buen funcionario esperando para cuando se le requiera.

Pero si eso es ley de vida, menos aún a nadie se le ocurriría cerrarlo cuando mayor es la afluencia a ese servicio, como sucede en este mes de agosto en cualquier hemeroteca del mundo y especialmente en la de Sevilla, la segunda de España, solo sobrepasada por la de Madrid porque tanto a dictadores como a dirigentes democráticos se les antojó que todas las empresas tenían que enviar a ella un ejemplar cada día por ley, para estar ellos bien surtidos.

Pues hete aquí que cuando más somos los investigadores y lectores en esa Hemeroteca de Sevilla, por la simple razón de que hay más gente libre por las vacaciones, incluidos investigadores de fuera, es ahora cuando desde el 16 de agosto al 4 de septiembre, cierre total.

¿Es que no hay un solo funcionario o empleado público de entre la marabunta de 270.000 que tiene Andalucía –una ciudad entera como Granada es empleados públicos andaluces– que pueda hacerse cargo de eso tan simple como es coger un tomo de una perfectamente organizada estantería y ponerlo a disposición del usuario del servicio?

¿Es que no hay siquiera uno entre los 20.000 dirigentes que tendrán esos 270.000 –seguro que por lo menos 20.000 cobran plus de jefe de sección, de servicio, o delegado de cualquier cosa–, no hay siquiera uno capaz de hacer un mísero organigrama, como hacemos en todas las empresas y lugares de trabajo, tú vacaciones de tal a tal día, tú de tal a cual, y así sucesivamente, y si hay alguna contingencia, de esta manera la supliremos?

Si hasta da la casualidad de que desde hace tiempo la sala de investigación de la hemeroteca es la misma que la del archivo municipal (desde mañana, día 16, de pronto, si usted investiga prensa, no puede trabajar, si investiga otros documentos, podrá seguir ganándose su sueldo) y todos los días están vigilando esa única sala sin problema funcionarios de una u otra. ¿No se le ocurre a ninguna de las 20.000 cabezas pensantes nombrar simplemente un propio que traiga el tomo de la bien organizada estantería al investigador de prensa mientras el del archivo sigue vigilando, como está sucediendo todos los días?

Un servidor vive en medio de las trifulcas de Largo Caballero con Gil Robles, y de Martínez Barrio con Azaña y, aparte de que a ninguno de los cuatro se le ocurriría jamás cerrar un servicio de atención al pueblo, menos aún lo haría cuando un bando del Ayuntamiento actual anda medio reconociendo que el ICAS (la Cultura del Ayuntamiento, donde se incluye la Hemeroteca) no funciona, y arremete el otro bando diciendo «tiene razón, tiene razón, con nosotros iba perfecto», y entonces el primero, el del alcalde, se defiende y contraataca, y cuando las espadas están más en alto, va el señor Espadas y cierra la Hemeroteca: ¡vaya!, es tan grande mi sorpresa que, sea cual sea mi pensamiento, me quedo con Largo Caballero.