El dilema del capitán

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20 nov 2022 / 04:00 h - Actualizado: 20 nov 2022 / 04:00 h.
  • Imagen de la serie «1899», de Netflix.
    Imagen de la serie «1899», de Netflix.

Me encanta la expresión que pone Atila, mi Pastor Alemán, cuando estoy en el sofá disfrutando de un rato de relax, al calor de mi manta favorita y él se acerca sigilosamente, me destapa los pies de un certero «hocicazo» y se queda mirando con extrañeza mis calcetines, ¡como si no los hubiera visto nunca! Cuando se da cuenta de que lo estoy observando, se acerca más para recibir alguna «cariñosidad» y, de paso, otorgarme alguna de las suyas... Es chulo esa especie de «modo descubridor de lo cotidiano» que tiene Atila, a veces «se lo copio» y me pongo en plan descubridora yo también: ya sea con inventos culinarios, peinados diferentes o explorando alguna «novedad Netflixiana».

Por ejemplo, ayer descubrí una serie titulada: «1899», como me suelen gustar las series de época, decidí verla. Para no hacer mucho spoiler, os diré a grosso modo que trata sobre el giro inesperado que sufren los pasajeros de un barco que se encuentra con otro que iba a la deriva... Desde luego, «menudo papelón» el del capitán... Piénsalo, en serio, ponte en situación...

Imagina que estás al mando de un barco con más de 1.600 personas a bordo, tienes 7 días para llegar a tu destino y en mitad de la travesía, recibes un aviso de socorro de otro barco que llevaba 4 meses desaparecido... ¿Qué harías? Piénsalo bien, tu respuesta podría cambiar la vida de muchas personas (incluída la tuya).

Como un estuche de colores...

Probablemente la gama de respuestas sería tan amplia como un estuche de colores (de los grandes). Habría respuestas más claras y también más oscuras; más alegres y más tristes... Todas posibles opciones, al fin y al cabo, en esencia todas sintetizadas en dos posturas:

- El capitán pragmático, esto es, el que piensa: «Mis pasajeros han pagado su billete para llegar a su destino en un tiempo concreto y eso es lo que voy a hacer», pasaría el aviso de socorro a su central y continuaría con su camino.

- El capitán empático, es decir, aquel que se pone en la piel de los pasajeros del barco recién hallado y decide parar su navío (con el consecuente retraso en el viaje) para interesarse por las personas que han quedado allí.

Ambas posturas tienen pros y contras porque si haces caso omiso del aviso, obviamente cumplirás tu planning pero ¿podrías dormir por la noche sabiendo que has dejado atrás a personas que probablemente necesitaban tu ayuda? Por otra parte, si decides pararte a ayudar y resulta que a bordo del nuevo barco hay algo que podría poner en peligro a tus pasajeros, habrías cometido una imprudencia y el retraso en el viaje sería el menor de tus males...

Tengo la sensación de que, en nuestro día a día, tenemos que enfrentarnos, en no pocas ocasiones, a este «dilema del capitán» y no existen opciones correctas que podamos estudiar para marcarlas apropiadamente en nuestro casillero, a modo de «check», como si estuviéramos haciendo un examen, no. Ya lo decía Marco Aurelio: «Soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma» y en el barco de mi vida procuro que prime el sabor de una particular «MIEL«: MIs ELecciones. Haz lo propio y disfruta de tu singular viaje.