En España tenemos una enorme facilidad de pasar de unos temas a otros para desviar la atención de lo que no nos interesa que esté muchos días de actualidad. Ahora toca ir a por Juan Carlos I (a) el Campechano. Parece como si todos los medios poco afines a la Monarquía hubieran descubierto a la vez que el que fuera Rey de España cobraba comisiones hasta por saludar y que le gustaba más una mujer que a un tonto un lápiz. Jordi Pujol tenía preparado todo un dossier sobre el Monarca por si llevaban a él y a su familia al banquillo, pero le han aguado la fiesta. ¿No le parece mucha casualidad que nos hayan informado en pleno acoso al Emérito de que el ex presidente catalán puede sentarse en el banquillo junto a su mujer y numerosa prole? ¿Recuerdan cuando hace seis años dijo que “si se siega una rama del árbol, caen las demás?”. En 2009 amenazó claramente con “tirar de la manta” si se seguía hablando de la financiación ilegal de los partidos. “Todos nos haremos mucho daño”, dijo, en claro tono amenazante. Él podía, y puede aún, decir quiénes daban sacas de dinero a quiénes. Dio a entender también que si iba a la cárcel publicaría un dossier que haría caer la democracia, y en ese informe no iba a ir solo la corrupción del Partido Socialista y el Partido Popular, de la que tanto sabía, sino la de la Casa Real. En concreto, la del entonces todavía rey de España, o sea, el jefe del Estado. Como ya está saliendo toda la basura del Emérito, un juez, De la Mata, envía al banquillo a toda la familia Pujol. Total, ¿qué puede sacar ya de Juan Carlos de Borbón y Borbón, que no se sepa? ¿Qué no tiene una maquinita de contar billetes, sino tres? Todo esto sale cuando España necesita la ayuda europea para lo que llaman “la reconstrucción del país”. Encima de que no se fían de Sánchez e Iglesias, porque que son dos mangas rotas, el escándalo del Campechano y, ahora, el de los Pujol, que vaya a usted a saber lo que puede sacar para evitar lo que parece inevitable: que acaben todos en el talego. Lo cierto es que no paramos, que no dejan de salir casos de corrupción. Pero no es en sí la corrupción lo que interesa ahora, porque es tanta la que hay que a veces no ni es noticia. Aquí van al por la pieza mayor, la Monarquía, que, curiosamente, es de los asuntos que menos preocupan ahora a los españoles. Yo mismo no soy nada monárquico y lo que menos me importa ahora es si caerá o no la Monarquía, porque tengo problemas más reales y porque estoy convencido de que con reyes o sin ellos, España no tiene arreglo posible.