El equilibrio es posible

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13 mar 2017 / 08:02 h - Actualizado: 12 mar 2017 / 22:14 h.
"Cofradías","Cuaresma","Cuaresma 2017"

Recuerdo que hace algo menos de 10 años, si alguien sugería la mínima posibilidad de reducir los actos y cultos públicos de las hermandades en la calle podía ser tachado de hereje, rojo, insensible y un sinfín de adjetivos más no muy deseables. Una década después, ese debate sigue vigente, pero con un actor principal que ha inclinado la balanza hacia el sentido común, poniendo coto a un desmesurado número de eventos en la calle que nos hacían perder el norte.

El decreto del 5 de febrero de 2015 por el que se regulaban las procesiones extraordinarias puso orden en un desordenado sistema que se nos había escapado de las manos aunque, evidentemente, algunos siguen sin estar de acuerdo con aquél, más aún cuando de alguna manera les afecta a su respectiva hermandad. Pero no es serio organizar una salida extraordinaria por los 15 años de un aniversario cualquiera, porque vivimos en un espacio donde todos los ciudadanos tienen unos derechos y donde los recursos municipales son limitados. Deberíamos reflexionar sobre qué ocurre cuando cinco hermandades celebran sus cultos externos en el mismo día y a horas similares durante el fin de semana. Y a ello le unimos que hay fútbol, toros, carreras populares o manifestaciones. Y todos piensan al mismo tiempo que tienen derecho a estar en la calle y contar con seguridad, limpieza y otros servicios públicos. Pues que la situación se vuelve caótica.

El Arzobispado nos ha hecho un favor a todos. Al Consejo de Cofradías, a las propias hermandades, al Ayuntamiento y a los ciudadanos, porque ha traído la mesura y el equilibrio necesario para que los cultos públicos de las hermandades se rijan por la cordura y el respeto a los demás. Y que conste que en otros ámbitos no religiosos el Cecop también ha hecho lo propio cuando se pide de forma injustificada cortar una calle u ocupar la vía pública.

Creo que se está trabajando bien en regular los actos en la calle. Y aunque muchas veces nos puedan doler determinadas decisiones, a un medio plazo todos ganaremos: profesionales de la hostelería, cofrades, conductores y vecinos. El equilibrio sí es posible.