El estado del... malestar

EL BARADERO

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28 feb 2016 / 22:04 h - Actualizado: 28 feb 2016 / 22:04 h.
"El Baradero"

Que vivimos un tiempo de decadencia es una realidad. Mucha gente camina triste, sin alicientes, sin futuro y sin esperanza. Millones de personas en el mundo están desheredadas y sin el más mínimo horizonte de luz. sólo hay que informarse un poco para estremecerse ante la situación de refugiados y desheredados del mundo. Las carencias ciudadanas son usadas por la política no como un tema prioritario a resolver, sino como un arma para justificar la toma del poder con la excusa de solventar esas circunstancias. Los ciclos decadentes se instalan en la historia cuando las ideas fracasan y, sobre todo, cuando la omisión se convierte en un pecado social de usos diario y generalizado. «Mientras yo y los míos estemos bien los demás que se busquen la vida». Por otro lado se han ido olvidando otros valores como el esfuerzo común o el sacrificio colectivo. Alguien nos vendió la idea de que el «estado del bienestar» nos caería del cielo, tan sólo por el hecho de que lo merecemos. Pero no era verdad. Debería llamarse el estado del «malestar». El estado del bienestar nos lo tenemos que fabricar cada uno de nosotros con nuestra actitud, el trabajo diario y el deseo de mejorar nuestras vida desde la positividad, pero también con el compromiso y con la honestidad de ayudar a mejorar la vida de los que nos rodean y tender la mano ante sus carencias. El estado del bienestar de una sociedad no son las carreteras, ni la asistencia sanitaria, ni las escuelas, ni los trenes de alta velocidad, ni el mantenimiento de las pensiones. El verdadero estado del bienestar es cuando los ciudadanos han adquirido el nivel de madurez social y calidad humana y moral suficientes como individuos y no sólo tienen que recurrir al estado para ser solidarios con los mas desfavorecidos. Todos tenemos casos tristes y lamentables a nuestros alrededor. Todos sabemos de tragedias familiares cercanas y la mayoría de la veces no movemos ni un dedo. Ni siquiera acudimos con unas palabras de consuelo. Teresa de Calculta dijo: «Por cada gota de dulzura que alguien da, hay una gota menos de amargura en el mundo»... Por cada gesto solidario que practicamos podemos aliviar una tristeza y así hacer mas llevadero esta sociedad decadente y omisiva en la que nos hemos instalado creyendo que somos de primera, y que hemos avanzado muchísimo, cuando la realidad nos demuestra que, no sólo no hemos avanzado, sino que llevamos mucho tiempo dando sólo pasos atrás... ~