Si bien no todas personas que habitan en España tienen sus vacaciones en los meses de julio y agosto, podemos decir que estamos concluyendo el periodo vacacional.
Estamos en el presente y nos toca afrontar un futuro inmediato que puede tener infinitas lecturas, tantas como los habitantes existentes en nuestro país.
Desde mi punto de vista quiero ser optimista y pensar que si todos nos unimos podremos construir un futuro lleno de esperanza.
Me dicen que la realidad es tozuda, a lo que yo contesto que todo podría ser diferente si existiera una verdadera voluntad de hacer las cosas de otra manera.
En este país existen elementos suficientes para confiar en que de las dificultades podrán ser superadas. Esto será posible por la infinidad de ciudadanos que están dispuestos a no dejarse llevar por el pesimismo. Son ciudadanos que, dándose cuenta de la realidad, quieren trabajar para construir un espacio en donde el esfuerzo sea el eje conductor que hará posible que se pueda salir victorioso de los problemas que se presenten.
Ejerciendo el sentido común generamos confianza y nos alejamos de los conflictos ficticios que muchas personas se empeñan en fabricar.
La búsqueda de la confrontación terminará perjudicando a quien pone en marcha la maquinaria del combate.
Los ciudadanos precisamos confianza para que podamos vislumbrar un horizonte tranquilo. Conducirnos a que choquemos entre nosotros trae pobreza y merma las capacidades creativas que las personas tenemos.
No se puede construir el futuro basándonos en que el afrontamiento tiene que ser lo que alimente nuestras relaciones. Hacer esto conllevará a que el futuro no tendrá luz y, por tanto, carecerá de esperanza.
A la gran mayoría de los ciudadanos nos cuesta entender que quienes tienen la responsabilidad de servir, y que en sus estatutos aparece escrito que uno de sus objetivos principales es el de realizar una misión de servicio, hablamos de los partidos políticos, que lo que únicamente nos trasladan sea confrontación.
El camino, deberían de entenderlo los que han decidido dedicarse a la política, no puede ser otro que el de trabajar conjuntamente y esto significa respetar los principios que están señalados en nuestra Constitución y que tienen todo el sentido en la separación de poderes. Esto es lo que fundamenta nuestra convivencia.
Los partidos políticos pueden manifestarse con libertad; pero esto no puede ser entendido como la búsqueda exclusiva de la confrontación. Esto significaría que no miran al futuro como deseamos la mayoría de los ciudadanos.
Los tiempos que nos están tocando vivir no pueden estar marcados por las descalificaciones y por la falta de respeto. Esto, sencillamente, no es serio ni responsable.
Los tiempos que nos están tocando vivir deben sustentarse en el dialogo para tender puentes. La mirada debe de estar puesta en todo aquello que salvaguarde los principios constitucionales y hagan más fuerte nuestro Estado. Somos un Estado social y democrático de Derecho y esto comporta el entendimiento y la comprensión, nunca la confrontación.
El futuro nos pertenece a los ciudadanos y no puede ser oscurecido por la falta de madurez política, que es lo que muchas veces manifiestan las fuerzas políticas.
Los ciudadanos tenemos confianza y por esta razón no dejaremos de trabajar para construir un futuro con esperanza. Nuestro futuro no nos lo pueden secuestrar.