Los medios y los días

El gran reinicio y las dictaduras

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18 jun 2022 / 05:05 h - Actualizado: 18 jun 2022 / 05:05 h.
"Los medios y los días"
  • El gran reinicio y las dictaduras

Invitado por la investigadora y periodista Cristina Martín Jiménez, estuve el otro día en los cines Nervión viendo un pase del documental El gran reinicio del que ya habló este diario. Podría tratarse de una defensa que han llevado a cabo los llamados negacionistas en relación con los ataques que han recibido, pero no, el documental va mucho más allá y no puede simplificarse sólo con eso, hay algunos aspectos que nos impulsan a pensar qué está pasando aquí a gran escala, qué es lo que se mueve en el mundo desde hace décadas, un movimiento que, comparado con él, convierte al día de reflexión electoral de hoy en Andalucía en mera anécdota.

El documental -de dos horas de duración- está muy bien planteado, con buenas fuentes de información y argumentos bien expuestos, no exentos de un alto grado de especulación. Eso no significa que sea inservible, al contrario, es crucial la misma existencia de esta proyección porque entre líneas se descubre mucho. Acudí al acto acompañado por la profesora Miriam Echevarría, catedrática de fisiología y una de las investigadoras principales del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), de la Universidad de Sevilla, que me aclaró los errores científicos más destacados que, en su autorizada opinión, encierra El gran reinicio.

Desde el punto de vista del estudio de la historia viva actual, el tema es más profundo. ¿Qué significado histórico posee este documental? Yo le he dirigido la tesis doctoral a Cristina Martín Jiménez. Fue una gran tesis doctoral, desgajó del lobby de poder mundial conocido como Club Bilderberg -fundado en 1954- a los magnates más relacionados -propietarios- con la comunicación mundial y demostró que esa comunicación, en efecto, está en pocas manos y sirve para que no exista apenas opinión pública sino opinión publicada. Esto es incuestionable y queda demostrado en ciencia social. Por muchos argumentos que los medios interesados y manipuladores puedan ofrecer, a nivel científico, cuestionar este asunto es como negarle al doctor Fleming sus descubrimientos, todo salvando las distancias de los matices que el hecho pueda tener en el campo de la investigación social en comunicación.

Sentado lo anterior, el Club Bilderberg, cuando se reúne públicamente, no es más que una puesta en escena del poder de las que siempre han existido a lo largo de la Historia. Una puesta en escena persuasiva para el ciudadano, una exhibición aleccionadora que a la vez posee cierta dosis de morbo y atracción para el contribuyente. En cierta forma, y salvando las distancias, es comparable a la exhibición del Corpus Christi celebrada recientemente, en la que el poder religioso, el civil y el militar pasean por las calles sus símbolos.

Pero el poder no funciona así, a la vista de todos, eso es mera estrategia podríamos decir de marketing. Al club Bilderberg invitan a personalidades que no son el poder verdadero sino adjuntos a ese poder invisible que actúa en pequeños grupos articulados y sin solemnidades. Incluso hay miembros decisivos que ni se dejan ver. El gran reinicio muestra algunos extremos significativos. Es una prueba del miedo a la libertad que copa los cerebros de millones de personas. Yo las compararía con esos sectores de la población estadounidense que se resisten aún a estas alturas a aceptar las teorías de Darwin. No pueden soportar que la ciencia esté matando a Dios como regidor supremo de todo cuanto se mueve en la tierra. No pueden soportar que la creación de Dios haya matado a Dios mismo y se haya erigido en protagonista, para bien y para mal. Ese es el fondo mental y psicológico de todo a nivel de masas. Pero hay más.

La confusión y la dictadura totalitaria liberal y neoliberal que lleva consigo el desarrollo del mercado ha provocado la reacción de este tipo de público y de otros segmentos sociales. Y es lógico, a mucha gente no le agrada el desorden de sus vidas, lo de menos es que griten libertad -eso gritaban los asistentes a la sala cinematográfica de Nervión- y que crean que las vacunas no sirven, eso no es más que la consecuencia de su miedo. Lo más interesante es que existen, dentro del poder, líderes y otras personalidades influyentes que los respaldan, líderes que buscan otros intereses dentro del sistema de mercado. A lo que estamos asistiendo es a una lucha -no nueva- entre dos tendencias del sistema de mercado, una vez que la alternativa de izquierdas ha fracasado e incluso ha llegado al ridículo.

El significado más hondo de El gran reinicio es el duelo entre, simplificando, dos tendencias en el poder mercantil que domina el mundo: caminamos, en efecto, hacia una ciberdictadura en la que, mejor dicho, ya estamos. Es la unión entre el mercado liberal y la posmodernidad. Frente a eso se alza la rebelión neoconservadora. Nadie se sale de la base que es el mercado. Pero no son lo mismo. Los primeros avanzan en su dictadura de papel celofán; los segundos desean imponer la suya que está hecha con papel de estraza. Elijan. O reflexionen, hoy que es un día para la reflexión.