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El Hospital Militar de Sevilla y los nefastos políticos

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01 feb 2021 / 17:00 h - Actualizado: 01 feb 2021 / 17:27 h.
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  • Últimos preparativos, este domingo, para la reapertura del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla. EFE/ Raul Caro
    Últimos preparativos, este domingo, para la reapertura del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla. EFE/ Raul Caro

El Hospital militar Vigil de Quiñones podría remediar de alguna forma el desbarajuste en el que se convirtió, hace ya muchos años, la sanidad pública andaluza.

En 2004, el Ministerio de Defensa traspasó ese hospital a la Junta de Andalucía. La Junta lo cerró puesto que había personal sanitario y no había pacientes. La ruina del hospital era, en todos los sentidos, insostenible. Es bueno recordar que Defensa realizó el traspaso a la Junta después de producirse, durante años, un gran número de protestas, manifestaciones y todo tipo de actitudes beligerantes. Se cedió a quién lo pedía y se cerró. Todo muy coherente. Años pidiendo el hospital y cuando lo consigues lo cierras.

El caso es que el hospital militar es magnífico. Necesitaba una reforma que se valoró en algo más de 50 millones de euros. No parece demasiado si tenemos en cuenta lo que cuesta levantar uno nuevo que, finalmente, tiene menos camas, menos UCI’s y menos medios como es el controvertido Hospital Enfermera Zendal de Madrid. En el caso del hospital militar de Sevilla, hablamos de 12 plantas, de heliopuerto, capacidad para 750 camas si se pone a rendir el 100 por ciento. Pero, siendo la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la titular de la Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía, se cerró definitivamente. Tres años después de iniciarse las obras de reforma, en 2011, se abandonaron por impago y se cerró. Más coherencia todavía.

Pero llegó el PP de Juanma Moreno Bonilla. Y, ahora, en plena pandemia, lo pone en marcha de nuevo. La capacidad llegará a las 175 camas, de momento. 25 de esas camas serán de UCI.

La sanidad andaluza está a la cola del tren sanitario español. Y ya veremos si el actual Gobierno andaluz es capaz de enderezar el asunto o si, por el contrario, todo esto se queda en espejismo y en movimiento táctico de políticos que miran un metro más allá y poco más. Los políticos son igual de malos en todos los rincones de España. Si no se llevan la tela en bolsas de basura, se van a tomar unas copitas a un club de alterne o se vacunan sin que sea su turno. Ya sé que hay excepciones, pero en Andalucía se ha sufrido una corrupción que no permite ver demasiada luz en el ámbito político y serán necesarios años para que eso cambie.

Sea como sea y con la hemeroteca abierta, resulta sorprendente que los mismos que cerraron el hospital por dejadez y una gestión nefasta, protesten ahora por la tardanza como si ellos no tuvieran nada que ver con el asunto. La desfachatez llega a límites absurdos.

Habrá que estar pendientes de lo que sucede en el futuro para saber si esto va en serio o es otro engaño más de los políticos.