El ladrón de chuletas

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05 abr 2020 / 04:00 h - Actualizado: 05 abr 2020 / 04:00 h.
  • El ladrón de chuletas

¡Me encantan las chuletitas de pavo! Alonso sabe prepararlas justo como me gustan: en su punto, tiernas y sabrosas. Ayer preparamos esas deliciosas chuletas, el olor viajaba desde la cocina al salón, invitando a todo "olisqueador" a subirse al tren del disfrute... Estábamos poniendo la mesa cuando llamaron al timbre, abrí la puerta, era un mensajero que se había despistado, retorné al momento culinario y cuando estaba a punto de sentarme a la mesa, Alonso, en actitud pensativa, escrutando con detalle su plato, me preguntó, curioso: "Pero... ¿aquí no había tres chuletas?", pues sí, era verdad, había (tiempo pasado) tres pero, en ese momento, lo que había en el plato, concretamente, eran dos chuletas y un sospechoso vacío, recordatorio de la morada de la tercera, acompañada de una pequeña huella aún más sospechosa, entonces lo entendí todo... Miré a Atila, y ahí estaba él, con su lengua fuera y mirada picarona, en plan: "me han pillado", iba a añadir "in fraganti" pero no, no había dejado ni el hueso, aunque su actitud lo delataba... Había encontrado a mi ladrón de chuletas.

El fin de las chuletas desguarnecidas

A la luz de los hechos, tenía dos alternativas: enfurruñarme, perder tiempo en reñirle a mi cachorro y comer tarde o ponerme manos a la obra y hacer los cambios pertinentes para poder comer. Lo hicimos entre risas porque la actitud, poco disimulada (y hasta descarada), de Atila al relamerse las patas resultaba bastante graciosa pero extrajimos una contundente lección: nunca más dejaríamos sin vigilancia la comida (especialmente las chuletas) en la mesa.

Este "simpático" hecho, me dió que pensar... En este caso, se trataba de un entrañable ladrón (Atila, mi cachorrito de Pastor Alemán) que, en honor a la verdad, lo que había hecho era ser fiel a su naturaleza y a su inteligencia zampándose la chuleta en cuanto vió la oportunidad... Si analizaba la circunstancia un poquito más, incluso llegaba a la conclusión de que la culpa había sido nuestra por dejar la mesa desguarnecida por ir a abrir la puerta, esto es, el error había sido nuestro, Atila sólo supo sacar provecho de ese descuido y lo hizo con tal agilidad que, al no pillarlo in fraganti, ya era tarde para echarle la bronca, únicamente quedaba asumir el despiste y aprender "pá la próxima".

¿Quién se ha comido la chuleta?

Atila tiene la habilidad de darme en que pensar, y si alguna vez has vivido algo parecido al "hecho chuletero" te habrás dado cuenta de que, ante la desaparición del manjar, lo primero es identificar al ladrón, luego vendrá la asunción de responsabilidades (a menos que se trate de un perro) y desde luego, el aprendizaje. El problema está cuando se hace mal el primer paso, es decir, o no identificamos al ladrón o lo identificamos mal.

Estos días de confinamiento, en los que esperamos las medidas extraordinarias (tanto de índole económica como sanitaria) y veo en las noticias las posturas de nuestros "amigos" de Holanda, Alemania o Bélgica, me siento tratada -y, voy más allá, siento como si mi país, España, fuera tratado- como un "ladrón de chuletas".

Holanda parece olvidar que el menú lo creamos entre todos y todos somos invitados con derecho a estar en la mesa. Si uno o varios de los comensales se encuentran, de repente, con su plato vacío y sienten hambre, lo normal (tanto desde el punto de vista societario como a nivel de decencia humana) será que el resto de congregados a la mesa, con sus platos bien colmados, compartan una pequeña porción para que todos tengan sus necesidades cubiertas, pues el quid pro cuo es el mantel que cubre la mesa... ¿o no?

¿La nueva UE?

Lamentable es que se haga caso omiso a las necesidades de los mismos vecinos que se comprometieron a ayudarte a ti en épocas de necesidad pero lo que ya es sangrante es que se llegue a esconder el plato repleto para acusar al vecino de "ladrón de chuletas", tal hace Holanda al decir que su economía peligraría de ayudarnos...

Siempre he sido una europeísta convencida, pero viendo el nivel de compromiso de los que se suponen son nuestros socios, empiezo a pensar que hay una nueva UE, y no, no es la Unión Europea, se trata de la hUída Estratégica...

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/