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Pasa la vida

El liderazgo de Eva la inmigrante

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
17 ene 2021 / 09:51 h - Actualizado: 17 ene 2021 / 09:52 h.
"Pasa la vida"
  • El liderazgo de Eva la inmigrante

Eva I de Holanda y V de España. Reina en la opinión pública de Europa con toda la dignidad que atesora ser hija de inmigrantes extremeños. Y le van a llover ofertas para hacer libros, películas y series de televisión sobre su enorme conquista. En lo que va de siglo, la abogada Eva González Pérez es la artífice de la mayor contribución española a la salud de la democracia. En Holanda, su país desde que llegó con dos años de edad desde su San Martín de Trevejo (Cáceres) natal, ha demostrado que los primeros auxilios realizados en su bufete a familias inmigrantes y humildes conminadas por la Hacienda holandesa a devolver el dinero concedido durante años como ayuda para pagar las guarderías de sus hijos, le llevaron a descubrir un abismo invisibilizado: en más de 26.000 hogares, la mayoría de personas nacidas en países como Turquía y Marruecos, se sufría injustamente la misma acusación de fraude y el mismo calvario de endeudamiento para liquidar el ultimátum fiscal. Sucesivamente le han dado la razón los Tribunales, el Parlamento y el Gobierno. Ha dimitido el primer ministro, Mark Rutte, y con él todo el gabinete ministerial, tan caracterizado en la Unión Europea por presumir de eficiente austeridad y por entorpecer la asignación de fondos a países como España e Italia, tildados de despilfarradores. Una frase de Rutte, en su comparecencia ante la nación para anunciar la dimisión de todo el Gobierno, sintetiza la mayúscula aportación de la ciudadana Eva González Pérez al bien común: “El Estado de Derecho debe proteger a sus ciudadanos del todopoderoso Gobierno y el sistema ha fracasado de forma estrepitosa”.

Ya le pueden ir concediendo a Eva González Pérez el Premio del Ciudadano Europeo, que otorga el Parlamento Europeo; el Premio Europeo Carlos V, que cada año se entrega en el cacereño Monasterio de Yuste, y otros muchos galardones que rinden tributo a logros en justicia social, derechos humanos, sociedad civil y valores democráticos. Una diputada holandesa ha dicho públicamente: “Merece una estatua, y que le pongamos su nombre a calles y plazas. Nunca debe olvidarse lo valiente que ha sido durante siete años”. Si algún municipio, por ejemplo Eindhoven, donde ella reside, tiene a bien inmortalizarla ya en vida a sus 47 años de edad, le sugiero que en el mármol conmemorativo del pedestal inscriban con tipografía a gran tamaño esta frase de Eva González Pérez: “La falta de transparencia en combinación con la falta de información está matando la democracia y la protección legal de los ciudadanos”.

Es muy grave que se le apliquen sesgos al funcionamiento de las administraciones públicas. Y que un conjunto de funcionarios y altos cargos normalicen en sus procedimientos, y en su conciencia, discriminar y desamparar a personas de otra nacionalidad que residen y trabajan legalmente, condenándolas a la pobreza severa con una sanción injusta a pesar de que presentaban todos los documentos que se les solicitaban para verificar la idoneidad de la ayuda para guardería. Les recortan la economía y sus derechos. Xenofobia más aporofobia en un país como Holanda, donde lo mejor de su espíritu liberal e ilustrado tampoco está siendo vacuna suficiente para protegerse bien de la asimilación de postulados ultras y racistas que anidan en algunos sectores de su población. En una nación que puede presumir de ser sede, en La Haya, de la Corte Internacional de Justicia, y del tribunal que persigue las violaciones más graves de los derechos humanos, quien mejor encarna hoy en día el principio básico de la igualdad de derechos y la dignidad de la democracia holandesa es una abogada, licenciada en Derecho por la Universidad de Utrecht, que se crió a ojos del vecindario como hija de inmigrantes y aprendió muy pronto, por el sesgo que sufrían sus padres, que en todas partes cuecen habas.

No es mucho pedir que en España se le dedique tanto espacio mediático a mujeres de liderazgo social como Eva González Pérez que a las inefables Belén Esteban o Isabel Pantoja. Y también sería muy saludable incorporar al primer plano de la actualidad y el análisis en todos los medios periodísticos, igual que se hace ahora con los epidemiólogos que revelan las incoherencias de la gestión política de la pandemia del coronavirus, a las personas con rectitud moral que en España se atreven a reclamar el cumplimiento del Estado de Derecho cuando se topan con injusticias o negligencias, sean pocos o muchos los damnificados. Maratonianos del civismo, inasequibles al desaliento pese a la cantidad de momentos en los que intentan aburrirlos, se topan en las instituciones con el inmovilismo de quienes por vía política o administrativa alcanzan el estatus de servidores públicos pero prefieren escudarse en la inercia de los hechos consumados para no remover los intereses creados y la desigualdad normalizada. Acaban de añadir en su galería de iconos a Eva González Pérez. Eva sí que es una 'influencer'.