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Pasa la vida

El mal perder de Borràs en la Barcelona que fue olímpica

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
29 jul 2022 / 09:56 h - Actualizado: 29 jul 2022 / 09:20 h.
"Pasa la vida"
  • El mal perder de Borràs en la Barcelona que fue olímpica

Amigos para siempre. Amics per sempre. Friends for life. Así estábamos hace 30 años por toda España en estas calendas de julio, a ritmo de la rumba catalana de Los Manolos y vibrando con la capitalidad olímpica de Barcelona. Cuando el Cobi del valenciano Javier Mariscal era nuestro preferido animal de compañía. Cuando todos queríamos ir al lado del zaragozano Juan Antonio San Epifanio, Epi para los anales del baloncesto, como el último relevista de la antorcha en el Estadio de Montjuïc. Cuando compartíamos con orgullo el éxito de la cita más universal, cuya organización pagamos gustosamente entre todos los españoles, ávidos de construir un país bien valorado en el mundo y con muchas ganas de jubilar a los fantasmas del pasado cainita. Magníficas vivencias que seguimos atesorando como patrimonio común muchos millones de españoles. ¿Te acuerdas, Pep Guardiola? Cuando nacer en Santpedor, Barcelona, era formar parte de la misma soberanía nacional que el jerezano Kiko, o el gijonés Abelardo, o los demás compañeros de selección, juntos en el Camp Nou con la medalla de oro al cuello tras ganar en la final olímpica de fútbol a Polonia.

30 años después, el 'seny' catalán (dícese del buen juicio, prudencia y cordura) está tan en riesgo de extinción como los glaciares. Y se resiste a abandonar la cancha tras ser suspendida de funciones la presidenta del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs, líder del partido Junts per Catalunya, creado a mayor gloria del fugado Puigdemont sobre las ruinas de lo que fue Convergencia i Unió. Va a ser procesada en juicio por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña acusada de prevaricación y falsedad documental cuando gestionaba la Institución de las Letras Catalanas. Borràs es la plusmarquista de la verborrea impostora. Durante muchos años, por ejemplo en su etapa como portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, ha atacado con intenso talante provocador a la sociedad española y al Estado español. En realidad, es tan poco secesionista que el año pasado, cuando ya era presidenta del Parlamento catalán, presentó su solicitud para aspirar a una plaza de profesora titular de la Universidad de Barcelona, que comporta ser funcionaria del Estado... que ella demoniza. Hacía más de 15 años que se no se convocaba esa plaza. Curiosamente, solo concurrió ella. Y se la concedieron, claro. Su nombramiento como funcionaria del Estado 'represor' está registrado en el Boletín Oficial del Estado que ella no soporta. La pela es la pela.

Tiene tan mal perder, es tan soberbia y, sobre todo, es tan antidemocrática, que ha tildado de “diputados vestidos de jueces hipócritas' a los representantes de Esquerra y de la CUP que han votado para que se aplique el artículo 25.4 del reglamento del Parlamento de Cataluña y no pueda seguir ejerciendo la presidencia de dicha institución al estar procesada por corrupción. En la víspera, les lanzó este mensaje a través de la red social Twitter: “He dicho y repetido que no dimitiré. Porque hacerlo significaría aceptar que he hecho lo que me acusan de haber hecho y no. Y los que me quieran muerta, me tendrán que matar y mancharse las manos”. Al sur de los Pirineos no hay precedentes de semejante osadía para aferrarse a un cargo, al que llegó para blindarse del proceso judicial que ya estaba en marcha tras las investigaciones de los Mossos d'Esquadra, como era público y notorio. Impuso a Esquerra y la CUP su nombramiento como presidenta del Parlamento a cambio de pactar la coalición de gobierno que encabeza Aragonés. Con semejante blindaje, cuando avanzara la instrucción judicial desde el alto tribunal catalán la estrategia iba a consistir en mostrarse como “mártir de la causa independentista y perseguida por la España represora”. Pero ya no cuela. Sabían todos los detalles por los que se la acusa de fraccionar contratos para favorecer a un amigo. Estaba todo publicado en periódicos catalanes. Y ahora ya sí les estorba. Y aunque canten juntos 'Els Segadors' le han quitado la poltrona.

Es funesto cómo ha calado en el seno de la sociedad catalana la manipulación sobre el uso de las instituciones y el compadreo en el manejo de los fondos públicos, bajo la coartada de la heroica misión para conquistar la independencia. No la desean la mayoría de los catalanes, por eso ganó Ciudadanos en 2018 las elecciones catalanas con Inés Arrimadas de cabeza de cartel, y en 2021 las ganó el PSOE con el ex ministro Salvador Illa liderando su candidatura. Y aún no quieren darse cuenta en diversos ámbitos de población cómo les están tomando el pelo quienes trepan a los mil y un chiringuitos públicos y privados sufragados desde la Generalitat con el dinero de todos los contribuyentes. Su verdadero deseo es formar parte de una élite dotada de impunidad y que viva a costa de los demás. Y pasan olímpicamente del juego limpio.