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El malvivir y el ‘malmorir’

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12 mar 2021 / 20:32 h - Actualizado: 12 mar 2021 / 20:50 h.
"Opinión","Antropología"
  • El malvivir y el ‘malmorir’

Gabriela Mistral lo dejó escrito: «Ya otras veces ha sido (para algún místico) el cuerpo la sombra y el alma, la verdad verídica. Como aquí».

No dejo de pensar, al leerlo, en que lo simbólico es lo real, que no puede un ser humano tener acceso a la simbología sin tener un arraigo fuerte en el mundo, en la realidad. El hombre primitivo, seguramente, sentía las vibraciones naturales, intuía el mal tiempo como los animales que se refugian o huyen mucho antes de que llegue la tormenta. Vivían el mundo sintiéndolo, intuyéndolo. Lo pensaban. Y pensar bien es sentir bien. Sentir mejor es saber mejor. El hombre moderno desprecia el mundo, destruye el mundo porque ya no lo siente.

Freud nos dijo que lo consciente es lo de menos, que es más lo que sabemos que lo que desconocemos. ¿Nos llamó ignorantes? No. Nos dijo que la grandeza del individuo es mucho mayor de lo que podemos llegar a suponer porque nadie puede acceder al fondo aunque ese fondo existe. Jung nos enseñó ese fondo colectivo. No hay una sola cosa que pertenezca a la historia de la humanidad que no tengamos dentro. Todos somos un único complejo. Como decía Antonio Oliver, la humanidad es un fósil viviente en cada individuo. Funcionamos agarrando lo mitológico para sobrevivir. Lo arquetípico. Sólo un mito puede llegar a decir lo que no se puede decir con la palabra. El mito es la expresión de las cosas que no se pueden decir.

Y vivimos agarrados (aunque muchos no lo sepan y otros lo nieguen) a eso. Y si nos lo tocan nos tambaleamos sin saber la razón. Los sacerdotes de todas las religiones lo saben muy bien.

No dejo de pensar leyendo a Mistral en todo esto. Hoy nos negamos a tener un alma que sea verdad verídica. Preferimos tocar a sentir. Y sentimos mal. Y sabemos peor que antes de nosotros mismos, de nuestra naturaleza, sin asumir que las cosas no son sí o no. Las cosas siempre fueron sí y no. El mundo es dualidad. Y eso es lo arquetípico, sí y no, lo que llevamos dentro desde que el hombre es hombre.

Preferimos tocar a sentir. Sentimos mal. Amamos mal. Vivimos mal y morimos mucho peor. Aterrados y sin esperanza.