Nos maltratan y nos maltratan mucho y no ocurre nada. ¿Cómo es posible?
Hasta hace muy poco, yo no acudía a las entidades financieras porque trabajaba en una de ellas y todo me parecía normal, el trato con el cliente, su gestión intentando captar sus depósitos o conceder nuevos créditos, el servicio de caja, recibos..., en definitiva, todo giraba alrededor suyo, era el protagonista; en resumen era nuestro reto diario. A pesar de eso, la entidad y nosotros, sus empleados, no gozábamos de buena fama, pero lo intentábamos al menos.
Pero ¿y hoy, cómo se gestiona en la banca incluyendo por supuesto las cajas de ahorro? :UN DESASTRE, un mal trato que me parece surrealista (cuando algo parece absurdo, irracional o fuera de toda lógica).
Por distintas razones que no vienen al caso, aunque supongo que la edad tiene algo que ver, en las últimas semanas visito periódicamente algunas de estas entidades y estoy, como dicen los modernos, alucinado.
No lo puedo creer ni entender.
El primer día que acudí a una caja de ahorros , en la calle Laraña de Sevilla, catalana para más señas y con domicilio social, actual, en Valencia, con gran implantación en Andalucía, me sorprendió.
Los clientes, muchos clientes esperaban fuera de la oficina, en cola, respetándose los turnos y aguantando estoicamente el calor y el sol sevillano.
En su interior, que parece una guardería de niños, una especie de vigilante jurado entreabría la puerta y preguntaba : «¿el siguiente?» y de manera disciplinada, entraba el siguiente.
Pregunté en voz alta: «¿el último?». Y, rápidamente, me contestaron «¿para qué?» «Para la caja, para la gestión personalizada...». «¿Y tiene la cita previa?» Contesté: «es una gestión personalizada» y me dijeron : «espere a su cita».
No entendía nada, me recordaba a las gasolineras de las autovías: sírvase usted mismo y pague a poder ser con tarjeta y márchese que hay otro cliente esperando.
Esta es la escena un día normal en esa oficina de la calle Laraña.
Como esperaba, no pude resolver mi problema y, al día siguiente, acudí a la oficina más cercana a mi domicilio en Mairena del Aljarafe, Avda de los descubrimientos. La escena es la misma. Cola de clientes en el exterior, puerta entreabierta con vigilante jurado y largas esperas hasta que nos toca «el turno». Por supuesto, hablar con el director: misión imposible.
Esta situación se da en esta caja de ahorros, aunque también puedo hablar de ese banco de cuatro letras o de ese con nombre de capital de provincia. No obstante, hay algunas excepciones, como esa misma caja catalana en su oficina de Los Altos de Simón Verde y supongo que alguna más .
No entiendo nada. ¿Nuestros ahorros de toda la vida o nuestros préstamos, que mensualmente pagamos con intereses, están en manos de estos profesionales?.
A pesar de ello aguantamos este trato. A estos abuelos y abuelas, personas mayores, clientes con poca o nula cultura financiera, no usuarios de la banca electrónica o Internet ¿les someten a este trato vejatorio?
Y lo peor de todo que ya nos parece normal esta situación.
Solicitar cita (por cierto, el teléfono casi nunca lo cogen), limitación de horarios (a partir de una determinada hora, no hay servicio o no se atiende al cliente), aguantar interminables colas al sol fuera de la oficina, el trato distante y muchas veces desafiante del empleado, y la falta de solución en muchos casos.
¿Esta es la relación actual con el cliente?
¿Hasta cuándo aguantaremos esta situación?
Creo que es el momento de reaccionar. ¡Actuemos ya! Sí no ¿cuál es el siguiente paso? ¿Pagar por mantener nuestros ahorros? ¿Pagar por ir a la oficina? ¿Pagar porque nos atienda un empleado como si fuera un seguro de salud?
Yo, de momento, voy a cancelar mis depósitos y dejaré mi pensión y mis recibos domiciliados.
Luis Aldecoa Marco, exdirectivo de banca.