La vida del revés

El mundo antes y después del coronavirus (Día 15)

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29 mar 2020 / 11:23 h - Actualizado: 29 mar 2020 / 11:26 h.
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Tal y como anunció, días atrás, la Organización Mundial de la Salud, Estados Unidos se van a convertir en el mayor de los infiernos provocados por el Covid-19. Donald Trump puede hacer declaraciones estúpidas, tomar medidas tibias o movilizar a la Guardia Nacional, pero va a tener su propio infierno. Con estas cosas no se puede jugar ni se puede hacer el caldo gordo a los que mueven los hilos. Entre otras cosas porque los hilos son los que se encuentran en peligro de muerte y sin ellos nada se puede mover. Los hilos somos usted y yo. La marioneta una entelequia que llamamos inmortalidad y que creemos poder alcanzar a base de dinero.

Si algo ha quedado claro con todo lo que está pasando es que estamos en manos de fantoches, mediocres y asalariados que se toman el futuro de la humanidad como se puede tomar un oficinista imprimir un informe.

Los seres humanos solo contamos para los seres humanos. Es decir, yo confío en un enfermero del centro médico porque hace su trabajo y cobra por ello, pero lo hace sabiendo que es importante para el mundo entero porque su forma de hacer convierte el mundo en un lugar fantástico. O en un fontanero, o en un policía o en un vendedor de muebles de cocina. Es decir, yo no puedo confiar en un político que se vende a los intereses de los más poderosos porque hace su trabajo y cobra por ello aun sabiendo que está convirtiendo el planeta en una pocilga. Una persona ante una persona. Una persona ante una caricatura infectada por el peor de los virus, por el dinero.

Ahora bien, tenemos lo que queremos. En cada país democrático (Estados Unidos, Italia y España, lo son) hemos elegido a las personas que deben gobernar el país o enfrentar crisis como la que estamos sufriendo. Si Trump, Conte o Sánchez, están metiendo la pata hasta la cintura, no deja de ser un problema de todos. Sí y digo de todos porque en democracia las cosas funcionan así. Todos tenemos el derecho a elegir y la obligación de asumir los resultados aunque no gusten. Además, el papelón de la oposición en el caso de España está siendo insoportable, así que todo hace pensar que les hubiera pasado poco más o menos lo mismo.

En Estados Unidos se está preparando un escenario desastroso, en Europa ya lo sufrimos, y en África quedará inédito aunque será monumental. En cada rincón del mundo. Y falta lo peor, falta demostrar que somos capaces de rectificar y no volver a meter la pata en los mismos lugares. Por ejemplo, eligiendo a los que tengan que gobernar.