La vida del revés

El mundo antes y después del coronavirus (Día 18)

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01 abr 2020 / 08:40 h - Actualizado: 01 abr 2020 / 10:01 h.
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Antes de la Covid-19 había gente interesada por el independentismo catalán y vasco.

Ahora, mientras Torra impide que la UME entre en las residencias de ancianos para desinfectarlas y la ministra Robles le deja hacer (30 alcaldes catalanes le exigen a Torra que deje ya su postura estúpida y peligrosísima; un veto que resulta inexplicable porque la ministra de Defensa puede dar la orden de entrar y punto), los españoles estamos pendientes de otras cosas. Por decirlo de una forma clara y concisa, no nos importa nada de nada si Torra quiere trazar líneas en un mapa que tiene él en la cabeza. Eso sí, el tal Torra ya puede ir cambiando un poquito el discurso porque hasta los suyos van a darle la espalda en cualquier momento. Que deje entrar a los militares a atender a los ancianitos catalanes porque eso sí nos importa.

En las ciudades del País Vasco, mientras el lehendakari sigue poniendo cara de pocos amigos, se aplaude a las unidades militares que llegan para ayudar a la población civil.

¿Se imaginan un tiempo en el que los políticos estúpidos, fanáticos o sectarios no tuvieran posibilidad de decir idioteces en público? Nos ahorraríamos muchos disgustos. ¿Se imaginan un mundo sin políticos que digan que si no se pasa de 100.000 muertos habrán hecho un gran trabajo? Ese ha sido Trump. ¿Se imaginan una Administración Pública que sea capaz de comprar aviones llenos de material sanitario indispensable a empresas serias y no a timadores? Esto ha pasado en Madrid. ¿Se imaginan un Ministerio de Sanidad en el que los responsables fueran capaces de comprar de forma eficiente sin hacer el ridículo? Pobre ministro de sanidad al que pusieron ahí por ser catalán y ha terminado comiéndose un marrón que le ha quedado grande y está terminando con su carrera política. Y pobres españoles que tenemos que aguantar en tiempos tan difíciles la mediocridad de algunos.

Espero que todo esto sirva para que seamos mejores, para que tengamos presente que somos de carne y hueso. Pero eso implica que, obligatoriamente, tengamos criterio al decidir porque nadie puede ser bueno si va por la vida como pollo sin cabeza. No hay tonto bueno, queridos amigos. Tendremos que aprender que nuestros votos sirven para formar un Gobierno y que si lo hacemos sin reflexionar nos podemos encontrar con sorpresas muy desagradables. Y si no se puede votar porque todos los candidatos son unos mequetrefes pues no se vota. Pero lo que no podemos hacer es dejar nuestro futuro en manos de cualquiera. Eso no. Al fin y al cabo es lo único que tenemos.