La vida del revés

El mundo antes y después del coronavirus (Día 23)

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06 abr 2020 / 08:10 h - Actualizado: 05 abr 2020 / 22:54 h.
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Nos habíamos acostumbrado a tener acercamientos periódicos al fin del mundo cada cierto tiempo, pero a falsos fines del mundo. Y entre uno y otro nos colocaban una película... sobre el fin del mundo. Aunque parezca mentira, era duro no tener una ración de grandes desgracias de vez en cuando.

Hemos vivido pandemias reducidas a la nada o al poco; pandemias que se quedaban lejos, en países remotos. Hemos visto nacer repúblicas que morían a los ocho segundos aunque podían ser la causa de conflictos terribles. Hemos sufrido ataques terroristas brutales que nos colocaban a los píes de los caballos, al borde del colapso. Y hemos padecido crisis económicas que parecían interminables. El cambio climático ha sido otro fin del mundo que ha dado mucho juego porque, entre otras cosas, en un fin del mundo muy contundente aunque lejano en el tiempo. Todos estos momentos extremos que anunciaban el fin del mundo parecen, ahora, juegos de niños porque, al menos, sabíamos a qué nos enfrentábamos, podíamos ver la causa, entenderla y atacarla. Con el coronavirus, de momento, solo nos podemos defender. En anteriores ocasiones las cosas parecían el fin del mundo, ahora, el es el fin de nuestro mundo con toda seguridad.

Habrá un antes y un después. Al principio, desastroso. Finalmente, lleno de oportunidades.

Ya ningún político será capaz de proponer recortes en los presupuestos de sanidad, nadie dudará de la fragilidad del ser humano y cualquier plan tendrá que tener como último objetivo el cuidado de las personas y del planeta, la investigación científica será una prioridad y no una molestia. Cosas por el estilo que pueden parecer superficiales y que, sin embargo, cambiarán los esquemas mentales de millones de personas que son los que votan cada cierto tiempo.

El gran problema es que el miedo nos puede llevar a cometer errores monumentales. El miedo bloquea y nos convierte en animales muy irracionales. Nos permite arrimarnos a posiciones populistas, xenófobas, racistas o clasistas, a opciones políticas radicales que siguen latentes en amplios grupos sociales.

Hay quien habla del fin del capitalismo, los hay que auguran una gran depresión que nos arrastrará hasta las fronteras de conflictos armados, no faltan los que ven en todo esto el principio del fin.

Quiero creer que, efectivamente, llega otro mundo, pero que el camino será pacífico, que mejoraremos como especie y sabremos enmendar los gravísimos errores que hemos cometido durante decenas de décadas.