La vida del revés

El mundo antes y después del coronavirus (Día 3)

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17 mar 2020 / 08:04 h - Actualizado: 17 mar 2020 / 08:44 h.
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El ánimo sigue intacto. A las 20.00 horas el aplauso dedicado a nuestros sanitarios; todo el tiempo posible en casa; la certeza de que el hachazo va a ser duro y, al mismo tiempo, pasajero; compartiendo tiempo con la familia. Y evitando la hípersaturación informativa. Está muy bien saber cómo van las cosas, qué recomendaciones llegan desde las autoridades, qué pasa en el resto del mundo, pero obsesionarse y estar pegado a un televisor o a un ordenador buscando noticias que se repiten sin cesar y son preocupantes a más no poder, no puede ser bueno. Lo mejor es elegir una hora al día, recibir la información y a otra cosa mariposa. Volverse loco con un mensaje reiterado un millón de veces no es buena idea.

El mundo se está parando. Lo que parecía imposible, eso que estaba prohibido en un sistema capitalista brutal y arrasador, se ha producido. El miedo permite todo. Si el miedo va por delante nada puede poner límites en el camino. El planeta sigue girando, la vida sigue adelante, pero nada es lo que era hace unos días. Y nada volverá a ser eso que conocimos y que nos ha arrancado de cuajo un enemigo invisible y aterrador. Eso sí, el ser humano se ha apañado siempre para que lo que llega nuevo se convierta en extraordinario. Vamos a ganar al coronavirus Covid-19. Punto. Y lograremos entender que las cosas no podían seguir igual, que necesitamos una vida mejor y no estar sujetos a un sistema económico que, si falla, se lleva por delante a más gente que el propio coronavirus.

El ánimo sigue intacto y la confianza en que esto lo vamos a superar también. Tranquilidad. Necesitamos las cabezas de todos y cada uno de nosotros en calma. Reflexionando y sin infectarnos con el miedo.