La vida del revés

El obispo se nos ha enamorado

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06 sep 2021 / 07:07 h - Actualizado: 06 sep 2021 / 07:11 h.
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  • Xavier Novell. / EFE
    Xavier Novell. / EFE

Xavier Novell ya es el obispo emérito de Solsona. Hace unos días pidió al Papa, de forma voluntaria y libre, su cese. Efectivamente, le han construido un puente de plata en diez minutos para que saliera pitando.

Este obispo ha sido muy discutido por distintas razones. Los que le conocen dicen que es una persona de sicología inestable, controvertido y difícil de trato. Lo que es seguro es que sus inclinaciones independentistas son evidentes (fue el obispo que se dejó fotografiar en el referéndum catalán), su posición contraria al aborto es clara considerándolo como genocidio del mismo modo que hace con la eutanasia, es promotor de cursos para dejar de ser gay (¡¿?!), y el matrimonio igualitario le parece indigno. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Cervera (Lleida) le nombró persona ‘non grata’ tras unas declaraciones de Novell en las que asimilaba la homosexualidad a una especie de enfermedad mental causada por la ausencia del padre. Y amigos, lo que se dice amigos, en la diócesis no ha dejado demasiados.

Este señor nació en Montfalcó de Ossó (Lleida) el año 1969Lleida. No es ningún anciano. De hecho ha sido un prelado jovencísimo.

Pues bien, el obispo se nos ha enamorado. Parece ser que su pareja es una mujer discreta, psicóloga de profesión, separada y madre de dos niñas; se dedica a escribir novela erótica. Empezamos mal puesto que eso de la separación no está bien visto en el seno de la Iglesia. Y lo de pasarse el celibato por el arco del triunfo, tampoco. Pero el amor todo lo puede y si el pecado es causado por un amor profundo y verdadero se puede perdonar. A los obispos y sacerdotes, claro. Porque si dos hombres o dos mujeres se enamoran cometen un pecado terrible. Eso no puede ser amor. Eso es una enfermedad. Es lo que tienen los curas, que miran las cosas como les da la gana y según les convenga.

Posiblemente, este tipo terminará siendo laico dentro de la Iglesia. Lo solicitará, se estudiará, y se concederá desde Roma. Le ampara el Código de Derecho Canónico. El proceso se suele dilatar aunque en este caso igual se acortan los plazos para evitar escándalos.

De momento, el pastor de almas de la diócesis de Solsona vive en pecado (de amor). Y, tal vez, tenga tiempo de reflexionar y meterse la lengua en un lugar seguro. No se puede criticar desde la verdad absoluta, desde el poder que otorga el mismísimo Dios, y diez minutos después hacer una de esas cosas prohibidas y malignas que tienen que ver con el demonio y las mujeres.

Yo le deseo mucha felicidad al obispo. Y a su señora. Tanta como a los gais y lesbianas, como a las mujeres que viven la tragedia de abortar y que rehacen su vida, como a los independentistas que creen que las rayas en un mapa son lo más importante de una vida. Y me alegra que haya aprobado con tan buena nota el curso que ha hecho para dejar de ser cura. Intensivo, serio y definitivo; impartido por una mujer con experiencia y formación académica adecuada. Y es que ser cura es una elección personal que puede rechazarse con el tiempo y ser gay o lesbiana no lo es. Espero que se lo haya aprendido bien.