Desde la espadaña

El otro Vacie sevillano

Perdonen ustedes por descubrir un trozo de Sevilla repleta de chabolas y corrales que debemos solucionar. Créanme que lo siento.

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08 ene 2021 / 08:01 h - Actualizado: 08 ene 2021 / 08:02 h.
"Desde la espadaña"
  • El otro Vacie sevillano

Les aseguro que no voy por la vida barbeando en tablas para cornear al primero que se mueva, pero ya que están finalizando los cada vez más tempranos anuncios navideños en televisión y los artículos recopilatorios de todo el pasado y fatídico año 2020, ahora nos toca entrar de nuevo en la parte de la sevillanía que describe la ciudad. Así que, con los primeros llantos del año recién nacido, pongamos sobre la mesa alguna cosa que está quedando en el olvido. Queda claro que la vida del sevillano entra ahora en su última fase del letargo invernal hasta que Lorenzo empiece a calentar el ambiente, momento en el cual nuestras características más esenciales comenzarán a emerger. Cuando llegue ese pistoletazo de salida, a Sevilla se la echará de menos cada fin de semana y serán las playas y el campo el sumidero del descanso semanal. Pero este año les rogaría qué en esa cofradía, cual San Juan de la Palma, perfectamente organizada, para entrar en la A 49, se fijen a su derecha.

Ya nos informó el Consistorio hace escasamente un mes como el derribo del Vacie será todo un hecho (lo contrario sería otro suflé desinflado) y que la consigna de todos los grupos políticos era “silencio”. Silencio de Jueves Santo que sería magisterio para que todo llegara a buen fin. Un objetivo tan soñado no sólo por la ciudadanía sevillana sino por esa gran cadena comercial que lleva años queriendo meter el diente a la zona. Pero todavía nos queda otro Vacie en Sevilla; otro asentamiento ilegal dentro de la demarcación zonal de Sevilla y, además, en la misma frente cuando se entra o se sale en dirección a la A 49 al atravesar el puente de la Avenida Expo ì 92.

En esta ocasión, el premiado desgraciado de este otro asentamiento es el distrito de Triana; triste honor del que nadie se pronuncia y cada vez va en mayor expansión. Y aviso al alcalde sevillano que esto también nos pertenece y no quiero que se haga el distraído pues ya existen informes policiales advirtiendo del descontrol en este asentamiento que se originó hace años como la conquista del Oeste a base de poner estacas en el terreno.

No desnudemos a un Santo para vestir a otro y, desde luego, si mi espacio periodístico me diera la holgura suficiente, podría escribir 1000 historias sobre lo que allí ocurre. Esperemos que este asentamiento no se pierda en el viento de la solución y dentro de unos años, febriles ya de tantos problemas, no sepamos darle una solución. Tengo demasiadas referencias de cómo este Ayuntamiento bordea los problemas de la ciudad y no quiero que este sea un ejemplo más. Bastante tiene ya Triana con poseer el medio féretro del Estadio Olímpico como para encima ser propietaria de un asentamiento ilegal. Y como no me fio de que este Consistorio quiera colgarse la medalla del Vacie pero, en cambio, nos meta un gol con la mano en este lugar, ahí va mi aviso. Porque, desde luego, si todavía viviese Unamuno estoy seguro qué añadiría un capítulo en su libro de viajes por la península (Andanzas y visiones españolas) referente a este asentamiento tan disimuladamente olvidado. Pido la palabra porque igual que nos podemos topar con un carnaval de celebraciones si el Vacie llega a su fin, también nos podemos topar centenariamente con este asentamiento en la misma entrada a Sevilla.

¿Hasta qué punto es lícito moralmente no atender estos problemas en toda Sevilla? Pronto comenzará a vislumbrarse una tal vez aparente contradicción del sevillano con su forma de amar la ciudad según se encuentre fuera o dentro de ella. Y por eso les digo qué si circulan por la zona, sepan que eso es tan suyo como la calle Mateos Gagos. Ya sé que cuando pasen y lo vean les gustará la sal y la pimienta en sus conversaciones, pero recuerde que si hay fuerza y silencio para acabar con el Vacie también debe haberlo para esto. Porque Sevilla va más allá del río; son nuestras espaldas mojadas como dirían los norteamericanos.

A partir de ahora, déjense, responsables municipales, de pamplinas, elucubraciones vacuas y huyan de cualquier lenguaje lírico. Sólo una pizca de rectitud para acabar con esta imagen en el zaguán de la ciudad. Ya sé que tienen mucho trabajo con ese niño cabrón que pinta las paredes o no sigue las recomendaciones sanitarias o con ese mendigo robado a la caridad de esta ciudad, pero ya puestos a meterse en acabar con los asentamientos de Sevilla, hagan lo propio con este que le informo. Recuerden siempre que las cosas son como son y nunca podremos ser ejemplo ni paradigma de otras ciudades con estas imágenes.