La vida del revés

El PP en guerra y la injusta condena a Isabel Díaz Ayuso

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19 feb 2022 / 17:30 h - Actualizado: 19 feb 2022 / 17:46 h.
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  • Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.
    Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.

¿Es Isabel Díaz Ayuso la gran villana, la nueva tramposa de la política nacional? ¿Ha pasado la presidenta madrileña a ser un bicho repugnante de un día para otro? ¿Resulta, ahora, que Pablo Casado es un estratega de primera línea y un cerebro privilegiado? La maraña informativa que se ha creado en pocas horas, la avalancha de rumores y de noticias sin contrastar, y los chismes difundidos a través de redes sociales, han sido de tal magnitud que se hace casi imposible saber qué está pasando ahora y que pasó antes con esos contratos de compra de material sanitario en los que se han visto involucrados el hermano y la madre (es el último giro de la trama) de Isabel Díaz Ayuso.

Una cosa de las que están sucediendo sobre todas las demás resulta altamente preocupante: ya se ha condenado a Díaz Ayuso sin tener en cuenta que puede ser inocente; y es que nadie ha demostrado que lo que se escucha y la información que se maneja es exacta y esconde delitos. Es verdad que estéticamente es lamentable y que se puede discutir si éticamente estas cosas deben estar presentes alrededor de las personas que ostentan cargos públicos, pero esas cosas (la estética y la ética) se pagan caras (o no) en las urnas. Lo triste es que la presunción de inocencia de la presidenta madrileña se está pisoteando sin compasión por parte de muchos, incluidos los dirigentes de su partido (ahora resulta que Casado le ha pedido a Díaz Ayuso que emita un comunicado en el que diga que el PP no la ha investigado a ella ni a su entorno a cambio de levantar el expediente informativo que se ha abierto; Casado y García Egea a lo suyo y haciendo el ridículo más extraordinario). Si bien es cierto que la intuición lleva a territorios que ya son conocidos y que parecen estar integrados en el ADN del PP madrileño, en el caso de existir un delito, ya habrá tiempo de que lo juzguen y lo condenen los jueces. Nadie puede dilapidar a otro sin tener la certeza y la verdad en la mano; han sido muchos los que han sufrido las consecuencias de estas prácticas abusivas y que resultaron ser inocentes. Demasiadas vidas destrozadas por filtraciones malintencionadas e informaciones sesgadas. Por cierto, si Pablo Casado conocía todo esto hace meses ¿por qué no lo denunció en su momento? Todo lo que están haciendo en la calle Génova apesta aunque he de decir que tampoco se debe juzgar a Casado y García Egea antes de tiempo. La presunción de inocencia es sagrada para todos, apeste o no a trampas y a traición o a delito y prevaricación.

El daño que la derecha española está haciendo a la derecha española es tan enorme como cómico; se trata de un monumento a la estupidez que va a costar el puesto a más de uno. Por ejemplo, Esperanza Aguirre ya apunta a las dimisiones necesarias de Casado y del lanzador de huesos de aceituna. Los puestos a más de uno y un buen puñado de escaños al partido si esto no se soluciona de forma rápida y quirúrgica. Desde luego, puedo imaginar a Santiago Abascal sentado ante el televisor comiendo palomitas a todo comer mientras asiste a un suicidio político sin pies ni cabeza y con la calculadora en la mano haciendo números para calcular la cantidad de diputados que puede llegar a sumar su formación. Vox llega por la derecha para adelantar con rapidez. Eso es lo único que podemos ir diciendo sin miedo a equivocarnos.

Isabel Díaz Ayuso tiene los días contados en el PP. Y al PSOE no va a ir a parar, eso ya se lo digo yo. Abascal se frota las manos sabiendo que puede sacudir un trallazo definitivo a su adversario directo. Y si eso llega a suceder, Casado tiene los días contados en el PP. García Egea es otro que está en la nómina de posibles bajas. Todos pierden. Gana Abascal.

Pablo Casado sabe que a un líder débil siempre le salen enemigos peligrosos por el camino. Lo que no sabe es que él es uno de esos líderes discutidos y flojitos. Los que le rodean le han hecho creer lo contrario y así le va al pobre. Díaz Ayuso no es débil. Podrá discutirse cómo piensa, cómo lo hace y sus formas políticas, pero ha logrado aglutinar a miles de personas a su alrededor por su contundencia, su descaro con el poder superior y su personalidad rebelde y libre. Y eso en política no tiene precio. Ahora bien, si su hermano, su madre o ella misma han cometido un delito, tendrá que pagar su pena. Ahora no, en su momento si es que llega.