El principio rodilla

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01 mar 2020 / 05:15 h - Actualizado: 29 feb 2020 / 05:15 h.
  • El principio rodilla

¡Me encanta correr! creo que os lo he comentado en alguna ocasión, cada vez que salgo a entrenar me llena una sensación de libertad y de dominio de mí misma que es, sencilllamente, magnífica: ese controlar la respiración, el saber establecer y mantener un ritmo, cuidar el foco en la meta para conservar la motivación durante el recorrido, las ansias de superación plasmadas en el deseo de sacarle unos segundos más al crono, la satisfacción de cumplir con tu objetivo... Correr puede llegar a ser como una metáfora de la vida, por eso hay velocistas y fondistas (yo pertenezco a esta última categoría), ambas son necesarias según el momento en el que te encuentres... Como bien sabrás, hay circunstancias en las que tienes que "aguantar el tirón" y pegar ese sprint, ese esfuerzo extra que se hace imprescindible para llegar a puerto y que, de no hacerlo, probablemente podrías acabar ahogado en el mar... (ponle a "ese mar" el apellido que quieras: el mar de los miedos, el mar de la incertidumbre, el mar de la reincidencia...); mientras que en otras ocasiones, al emprender la marcha, hay que tener bien presente que el camino es largo, por tanto, no hay que "darlo todo" en el minuto uno, sino que se hace necesaria una estrategia a largo plazo bajo el eslogan: "dosifica tus fuerzas"...

Del sofá ¡"pal" mundo!

Ya seas más fondista o más velocista (real o metafórico) hay una herramienta que, si la cuidas, te facilita el camino y, si la ignoras, te puede complicar la existencia, estoy hablando de algo tan secillo y a la vez tan importante como... ¡la rodilla! Pues sí, he tenido tiempo para pensar sobre ello porque, desde que hice mi primera media maratón a finales de Enero, he sufrido un esguince de rodilla que me hizo dejar de entrenar durante casi dos semanas (hubieran sido menos, pero mi cabezonería me hizo seguir para no perder días de entrenamiento y al final... pues fue peor el remedio que la enfermedad). Las ganas de seguir poniéndome retos parecían superar a mi coherencia (la cual dictaba mantener reposo), entonces me fastidiaba más la rodilla y me veía obligada a descansar, ya que el sólo hecho de caminar me molestaba. Estando ya en el sofá de mi casa con "la pata" tiesa, de repente, me vino la inspiración y pensé que, en la vida, se nos repite mucho esta situación: nos empeñamos en complicar lo sencillo, en "liar la guita" cuando está claro lo que hay que hacer, y cuanto más nos complicamos, claramente, ¡menos caminamos! Seguí mirando mi "pata" tiesa y llegué a la conclusión de que era necesario crear el principio RODILLA: RODéate de gente sencILLA.

RODéate de gente sencILLA

¡Ojo! que no estoy diciendo "simple" (parece lo mismo, pero no lo es). El simple es la inspiración del dicho: "de donde no hay, no se puede sacar", el simple es el que no da "pá más", y por lo tanto, a ése, se le hace difícil aportar. La invitación del principio RODILLA a RODearnos de gente sencILLA quiere decir que busquemos a "personas sencillez", esos seres humanos que son de diez porque, a pesar de tener muchísimo valor que aportar (ya sea a nivel personal, profesional, vital, emocional, mental...) lo hacen casi sin darse cuenta, con toda naturalidad, no sólo facilitando tu caminar sino que tienen la habilidad de hacerte disfrutar de cada paso. Son ese tipo de personas que, como un delicioso dulce artesano, están sin adulterar, no contienen aditivos, ni conservantes, ni colorantes... Su autenticidad les hace ser humanamente elegantes... Esa clase de elegancia imperecedera que no necesita ni de lazos ni de volantes porque con su belleza innata ¡ya tienen bastante!

Articulación vital

En el pleno sentido del término: "vital" en cuanto a que el principio RODILLA es fundamental si quieres disfrutar del caminar y "vital" porque el saber RODearse de gente sencILLA nos hace descubrir que esa original RODILLA es la articulación de nuestra vida, me explico. ¿Qué es la rodilla tradicional? pues una articulación que une el muslo con la pierna, y cuando estamos de pie, soporta la mayor parte del peso del cuerpo. Si te lesionas la rodilla (como me pasó a mí), ya puedes ir despidiéndote de tus entrenamientos; en la vida sucede exactamente igual... ¿Cuando te lesionas? cuando pierdes la conexión con tu "¡TOMA!" ese TOque gico que te hace sacar algún aprendizaje constructivo hasta de lo trágico y ¿cuándo gritamos "TOMA"? cuando la sencillez, con su frescura y genialidad, asoma. El rodearse de gente complicada, con ideas y experiencias igual de complicadas, sólo consigue que no puedas caminar porque te provocaran un tremendo esguince emocional.

Conclusión: si no quieres que tu progreso se quede dormido en la silla... ¡aplica el principio RODILLA!