La vida del revés

El problema de ser de Toledo y medio sevillano

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28 jun 2021 / 16:01 h - Actualizado: 28 jun 2021 / 16:12 h.
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  • El problema de ser de Toledo y medio sevillano

Retaba mi compañero Juanmi Vega a empatar a belleza y ventajas al terminar su columna «El problema de ser de Sevilla». Tiene un poco de razón al decir que Sevilla es la ciudad más bonita del mundo y que los sevillanos tienen la caña de cerveza fresquita a 1,30 euros. Pero solo un poco.

Nací en Toledo. Allí tengo las raíces inamovibles. Y la familia. Y buena parte de mi corazón. Cada vez que me acerco por allí (lo hago con mucha frecuencia) no dejó de visitar el Parador para contemplar la ciudad desde un lugar que es privilegiado y maravilloso. La ciudad es un monumento en su conjunto. Y la catedral es impresionante. Un paseo por Toledo puede provocar el ‘síndrome de Stendhal’ a más de uno y de dos. Ya saben que ese síndrome es una ‘enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo o incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a una suerte de sobredosis de belleza’. Por tanto, existen ciudades tan bonitas como Sevilla. Y lo dice alguien que está enamorado de ambas ciudades; enamorado hasta el tuétano para ser más exactos. Porque nací en Toledo, pero en Sevilla he pasado los mejores momentos profesionales que alguien puede imaginar y momentos entre amigos que ya son inolvidables. Eso sí, en Toledo somos más de Mahou y pagamos esa cerveza un poco más cara que en Sevilla. Poco más.

Vivo en Madrid. La cerveza es cara, carísima. La catedral es mucho menos atractiva que las de Sevilla o Toledo. Pero es una ciudad imponente. Provocar, lo que se dice provocar el ‘síndrome de Stendhal’, pues no; aunque, a cambio, en Madrid se disfruta de cualquier servicio que una persona pueda necesitar. Por ejemplo, en el ámbito cultural no hay quién le tosa a una ciudad como esta.

Con todo esto quiero decir que mi buen amigo Juanmi Vega tiene razón, pero no toda la razón. Y que le voy a tener que invitar a pasar un par de días en Madrid y otros dos o tres en Toledo para que compruebe que no es verdad absoluta lo que dice en su columna. Y con todo esto quiero decir que sentirse muy de un sitio y de todos al mismo tiempo es sanísimo. Y que te dé un ‘síndrome de Stendhal’ que te coja todo el cuerpo es una cosa muy sencilla si vas al lugar adecuado y con los ojos muy abiertos.

¿Qué tal si nos enamoramos todos de todo?