Pensaba yo que al Rey del Cachopo le iban a meter 15 años en chirona por hacer unos cachopos ramplones y más que mejorables (el que escribe tuvo la oportunidad de probarlos y ya les digo yo que eran penosos). Pero no, le condenan a 15 años por asesinar y descuartizar a la que fue su pareja. Increible, pero cierto. 15 años.
César Román, así se llama el sujeto, ha sido condenado por homicidio y en esa condena se detalla que al asesinato se suman las agravantes de parentesco y de género. Yo no soy abogado, ni juez, pero esto suena a prisión permanente revisable y, sin embargo, la cosa se despacha con 15 años que, entre pitos y flautas, se quedarán en 10. Permisos en 4 añitos puesto que lleva un par de años (algo más) entre rejas. Barata la factura a pagar por gentuza como es este elemento.
Algo sucede y no parece que sea bueno. Cada sentencia que conocemos de casos graves nos escandaliza; no entendemos cómo es posible que un tipo mate a una mujer, la haga picadillo y a los 4 años pueda darse un paseito por la Gran Vía de Madrid mientras elige a su próxima víctima.
César Román mató a su novia, intentó engañar a todos durante el juicio, se defendió con vehemencia insultando la memoria de la hondureña Heidi Paz, una mujer a la que descuartizó de forma bestial (llegó a extraer unas prótesis que hubieran servido para identificar a la mujer; y realizó un corte para eliminar la cicatriz de una cesárea por el mismo motivo). César Román es una bestia que debería estar a la sombra durante mucho más tiempo. Porque si algo sobra en la sociedad es este tipo de elementos. En la cárcel están tan ricamente.