Pero este personal del PSOE de qué va. Cambia de orientación cada vez que micciona. Ahora quiere que los jueces ordenen el desalojo de los okupas que invadan casas y lo instruyan para cumplirse en 48 horas. A este paso, los socialdemócratas van a acabar por levantarse por la mañana y no conocerse al mirarse al espejo. Tienen unos principios, pero como hay muchísima gente a la que no les gustan, resulta que tenían otros y donde ayer decían digo hoy dicen Diego. Los místicos de Podemos, siempre al lado de los pobres y del PSOE, protestan. En la vida todo y todos servimos para algo. Los pobres, para justificar la existencia del gobierno PSOE-Podemos y los ricos para lo mismo. A la clase media la bandean de un lado a otro porque no se sabe exactamente donde empieza y donde termina, quiénes, dentro de ella, son los ricos, los menos ricos y los mediorricos.
Cuando pienso en el sainete gubernamental central que estoy viviendo al principio no me lo podía creer pero ya luego, al meditarlo mejor, comprendo que es totalmente lógico. Procede de unas criaturas inmaduras personal y políticamente que deberían estar aprendiendo, no gobernando y menos a un país como España, situado en un contexto geopolítico complejo. Es algo que está ocurriendo en otras esferas de la sociedad: el relevo generacional resulta peor que lo que había. De pronto, se han visto investidas de poder político personas que deberían estar aún en periodo de aprendizaje, es demasiado arroz para tan poco pollo el que deben comer, de manera que van por ahí como pollos sin cabeza, pegándose porrazos con todas las farolas y entre ellos mismos también. Es un asunto generacional, ha existido siempre pero no con la visibilidad y la cuantía actual.
A mí me encanta el cambio del PSOE porque los okupas donde deben estar es en la comisaría, en los juzgados y en la cárcel, allí los okupan y preokupan, no tienen necesidad de okupar. Esto de elevar a “los vulnerables”, sean quienes sean, a la categoría de santos, buenos por naturaleza y respetables ya no va conmigo, supongo que, según la mente fascista, por simple, de algunos, me habré vuelto facha yo también. Me gusta ayudar a los vulnerables en origen -para que no tengan que salir de sus países- y no precisamente con voluntariados ni ONGs, que son escapes y terapias para occidentales vulnerables, sino de una forma que ya no se hace porque es muchísimo más engorrosa y como no existen condiciones objetivas, menda no mueve un dedo salvo cuando le doy alguna limosna al señor de raza negra que lleva más de seis años en el mismo semáforo vendiendo pañuelos de papel. Oh, qué gran ayuda le hemos dado, se supone que eso es la solidaridad con el inmigrante. Ya hemos cumplido, como el que va a misa los sábados que le sirve para el domingo o como el que sale de nazareno en una cofradía y ése es el único contacto que tiene con ella. En este aspecto, Podemos y ciertas manifestaciones religiosas se dan la mano.
La verdad es que se nota que estamos en un mundo donde, en efecto, Dios ha muerto. El miércoles pasado, antes de ayer, estuve escuchando atentamente a Emilio Carrillo en el salón de actos del Círculo Mercantil, abarrotado y con gente que se quedó fuera. Su charla arrancó con la famosa máxima de mi maestro principal, Friedrich Nietzsche, a la que acompañó con un muy buen texto escogido de Así habló Zaratustra. Carrillo es un prodigio de comunicador, la semana pasada fui a ver al novelista Isaac Rosa y yo le aconsejaría a este señor que escuchara a Carrillo para aprender a hablar mejor en público. Carrillo lucha contra la muerte de Dios y lo hace con unas reflexiones impecables con las que se puede o no estar de acuerdo, pero son muy profundas y expuestas magistralmente. No se moja mucho con la política, el partido en el que estuvo desea ahora imitar a Vox en el tratamiento de los okupas, no sé qué pensará Carrillo de esto, yo creo que en el fondo de todo late la muerte de Dios y la mejor prueba es que la gente, en lugar de acudir a las iglesias, acude a las charlas de Emilio Carrillo, y que no sabemos qué hacer con los vulnerables. Se supone que de ellos es el Reino de los Cielos, parece que eso ya no lo tiene tan claro el PSOE, aunque los monjes laicos de Podemos se hayan rasgado los hábitos.