Promover el silencio en los espacios cerrados; utilizar sistemas de amplificación de la voz para dar clase en centros educativos; No gritar. Recomendar hablar por el móvil en exteriores o en las estancias más amplias, desocupadas y mejor ventiladas; no gritar al vitorear en los teatros, ni al animar en los partidos de fútbol; mantener abiertas las ventanillas de los coches. Comer en restaurantes muy poco ruidosos.
Realizar las actividades al aire libre o en habitáculos amplios y bien aireados.
Promover el silencio en los espacios cerrados, coches vagones y restaurantes silenciosos.
En bocas cerradas no entran moscas ni coronavirus.
La agitación, el estrés o un volumen alto de voz aumentan la intensidad de nuestra respiración y la cantidad de virus que se emite quien está infectado, así como la que tragan los demás, que en esos entornos también están respirando con intensidad. De forma progresiva, cuanto más alto hablemos o cantemos, más virus echamos.
El ruido, es malo para todo, es uno de los problemas ambientales más importantes para la ciudadanía. entre las principales fuentes generadoras de ruido se encuentran el tráfico, establecimientos de ocio y servicios, y la industria. Y las personas...
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, detrás de la contaminación atmosférica. La exposición prolongada al ruido puede afectar de distintas formas a la salud, produciendo molestias, trastornos del sueño, efectos perjudiciales en los sistemas cardiovascular y metabólico, y deficiencias cognitivas en los niños. Agrava enfermedades preexistentes :digestivo ,diabetes...
En este sentido, el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre ruido ambiental en Europa 2020, el 20 % de la población europea, es decir, más de 100 millones de personas, están expuestos a niveles de ruido prolongados que resultan perjudiciales para la salud, esto es una de cada cinco personas.
Además de los efectos sobre la salud y el medio ambiente, el ruido implica costes para la sociedad derivados de los tratamientos médicos necesarios, la pérdida de productividad en el trabajo a causa de enfermedades o fatiga, o la reducción de la creatividad y capacidad de aprendizaje. Gritar y hablar alto .Transmite el Covid.
En lugares silenciosos hay menos riesgos.
El cerebro necesita el silencio porque asume y evalúa la información en esos tiempos de calma
Melville escribió que “todas las cosas profundas y las emociones de las cosas están precedidas y atendidas por el silencio”. Diferentes estudios contrastados confirman que el cerebro necesita el silencio, que permanece activo porque internaliza y evalúa la información en esos tiempos de calma.
Decía Borges: No hables a menos que puedas mejorar el silencio.
No hay nada tan poético como el silencio. Es pura metáfora. Tus palabras tienen que ser tan bellas que mejoren tus silencios.
Siempre perdemos una oportunidad de guardar silencio.
Indicaba Lao Tzu que el silencio es una fuente de gran poder.
Vivimos en un mundo repleto de ruidos innecesarios. El ruido es un residuo contaminante.
El silencio alimenta nuestra mente. Lo buscamos para tratar de encontrar algo de paz y reducir el estrés.
El silencio disminuye el estrés. La reducción de los niveles de cortisol en la sangre y la adrenalina permite reducir la fatiga. Tres minutos de silencio alivian la tensión en el cuerpo y el cerebro. Los expertos lo atribuyeron a cambios en la presión arterial y la circulación sanguínea en el cerebro.
Beneficia la química del cerebro. Crea nuevas células en la región del hipocampo.
Mejora el sueño y disminuye el insomnio.
Disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas. Numerosas investigaciones han relacionado el ruido con un aumento de las enfermedades cardíacas. La OMS ha llegado a comparar la contaminación acústica como una “maldición moderna”.
Aumenta la creatividad y el aprendizaje. El silencio nos ayuda a restaurar los recursos cognitivos.
El silencio evita el coronavirus. Es necesario en hospitales, y permite una vida más reflexiva.