El síndrome de Amancio

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05 ago 2017 / 23:00 h - Actualizado: 05 ago 2017 / 23:01 h.
"Amancio Ortega"

¡Qué canallada! Qué pedazo de suspenso acaban de darnos a padres y madres, a educadores, a medios de comunicación, a políticos, y a instituciones varias, los resultados de la macroencuesta de cómo imaginan su futuro los jóvenes entre 16 y 19 años, las respuestas han sido demoledoras, asombrosamente parecidas y precisas: éxito, fama y dinero, alguna duda, poca vocación y mucho desapego. Reconocen no tener referentes válidos, y ante como resolver su futuro profesional dicen dos cosas.

Qué la tele es un buen destino y quieren ser como ese colectivo de personas y programas, en los cuales contar la vida de los demás y no hacer nada, cobrando unos muy buenos sueldos. Ellas concretamente ante la invisibilidad, la ausencia señalada de mujeres valiosas, y emulando los roles adquiridos de género, expresan sin tapujos que quieren parecerse al propietario de Inditex, Amancio Ortega. Y ellos el primer español que les gustaría ser es Mariano Rajoy, y no desmerece tampoco citar a aquellos que consideran a Trump como alguien a imitar.

Después de esta bofetada sin mano, que acaban de darnos hijos e hijas, alumnado, ciudadanía estrenada, consumidores de redes sociales y medios clásicos, juventud indignada, e integrada, solo cabe reconocer que hemos fracasado, y con la excusa de la estafa de la crisis han volatizado principios, valores, ilusiones, retos, futuro, esfuerzo, trabajo, profesión?

Por eso ahora toca iniciar la transición social, no inacabada, sino no iniciada, se creyó que la transición política con sus luces y sombras conllevaba las otras transiciones, y algunas se quedaron a oscuras. Esta es la emergencia sin más pausa, desaprender lo que a sangre y fuego sociológicamente en este país, se nos ha inculcado y bien inculcado: los reyes godos de memoria, el amor romántico, a callar cuando se pagan cifras indecentes por un futbolista, a creerte una mentira repetida mil veces, a concederles inmunidad electoral a los corruptos, a resignarte ante las desigualdades. Por eso es necesario no dejar escapar el presente, encadenados por el pasado y torturados por el futuro.