El tiempo y la leyenda

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03 jul 2015 / 17:23 h - Actualizado: 03 jul 2015 / 17:23 h.
"La Azotea","Camarón"

El mito de Camarón pudo empezar a fraguarse, y nunca mejor dicho, en aquel momento en el que se independizó del «De La Isla», cogió la Fender, se dejó crecer la barba y se encerró con algunos genios más en una casa de Umbrete. El resultado fue un disco inmenso que a los puristas les hizo correr a las tiendas a devolver lo que pensaban, no era flamenco. El tiempo hizo justicia y aquel experimento mágico se acabó convirtiendo en obra maestra, el comienzo de lo diferente, el triunfo de la intuición y la referencia para los que desde Andalucía, creían en el flamenco con tintes rockeros como la mejor manera de hacer música nuestra, diferente y pasional. Camarón fue valiente, porque lo supo entender al perturbar la soledad de la guitarra, que solo entendía de la compañía de la soleá o la bulería y cantar los poemas de Lorca, Villalón y Omar Kayan, invitar a los teclados del alamediense Marinelli, a la percusión de Pardo, el sitar de Gualberto y el veneno del incipiente Rock Gitano de Kiko, Raimundo y Rafael. Fotografiado en blanco y negro, toreando en la contraportada, y de perfil en la portada perfilado bajo el humo del cigarro que nunca le abandonó, desgraciadamente, en uno de los discos fundamentales para entender esa música que centrifuga los sentidos. Veintitrés años se han cumplido de su muerte, y aunque los hombres se marchen, y su música quede, es inevitable recordar en los primeros días de julio a quien nunca se irá porque el tiempo, le convirtió en leyenda, y como cantó muchas veces, con la luz de su cigarro, aún se puede ver el molino...