Observatorio taurino

El verano taurino enseña el camino de la normalidad

La profusión de festejos organizados en toda la geografía patria presagia el fin de una pandemia que ha dejado patas arriba el negocio de las sedas y los oros

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21 jun 2021 / 12:16 h - Actualizado: 21 jun 2021 / 12:17 h.
"Observatorio taurino"
  • Ortega, Aguado y Urdiales antes de hacer el paseíllo en la plaza de Morón el pasado viernes. Foto: Arjona-Lances de Futuro
    Ortega, Aguado y Urdiales antes de hacer el paseíllo en la plaza de Morón el pasado viernes. Foto: Arjona-Lances de Futuro

Motivos para la esperanza

La temporada sigue su despertar. Con prisa y sin pausa. Se programan festejos aquí y allí. Se recuperan la mayoría de las ferias –especialmente las del segundo circuito- y los coches de cuadrillas vuelven a hormiguear por la piel de toro refrescando un rito ancestral que en lo esencial ha cambiado poco. Las reses vuelven a viajar del campo a los pueblos y ciudades mostrándonos el principio del fin de una pandemia que ha hecho mucho, muchísimo daño... Pero no hay mal que cien años dure. Tampoco cuerpo que lo resista. A punto de encenderse el verano en las simbólicas hogueras de San Juan, el dios Toro vuelve a enseñorearse de una tierra que aún no puede celebrar sus fiestas como siempre se hizo. Pero ya hay un resquicio para la esperanza. Algún día todo será un mal sueño.

Ilusiones defraudadas

Mientras tanto, ya lo hemos dicho, se afianza ese despertar taurino que está certificando la valía de la nueva generación de matadores, con Roca Rey a la cabeza de la manifestación. Pero hay más: Juan Ortega se consagra como virtuoso y torero imprescindible en las grandes citas; Pablo Aguado, ya en figura, comienza a regularizar la senda del triunfo; el veteranísimo y clásico Urdiales ha roto el antiguo cerco de diestro secreto... José María Garzón tuvo el acierto de reunir los tres nombres por primera vez el pasado viernes en su segundo pase al frente de la plaza de Morón, escenario en el que ya había estrenado en una atípica corrida celebrada el pasado Domingo de Ramos.

En aquella fecha falló el ganado –el argumento era enfrentar a distintos hierros y encastes de la tierra de Sevilla- pero al menos saltó un ‘murube’ de dulce embestida que sirvió para comprobar el excelente estado de forma y fondo de Daniel Luque, un torero que debería tener sitio en las grandes citas y ciclos. Pero hay que volver a la corrida del pasado viernes, que volvió a marrar en el mismo plano... La alcurnia del cartel, que respondía a un hilo perfectamente definido, habría merecido otra apuesta ganadera. Todos queríamos ver reeditada la clase de los murubes –quién lo duda- pero todo pendía de un hilo demasiado fino. Los presagios tampoco eran nada halagüeños en torno a la lidia de los toros de Juan Pedro Domecq, que atraviesan un evidente bache. El propio Garzón lo había podido comprobar en el mano a mano de Finito y Morante que había organizado en Córdoba algunas semanas atrás. Lo que podía suceder sucedió y lo que se había preparado como un acontecimiento culminó como un auténtico fiasco. Ésa es la verdad...

En otras plazas

Llegados a este punto merece la pena reivindicar otros hierros en excelente momento que podrían haberse sumado a la fiesta con la incertidumbre que siempre presta la lidia de un toro bravo. Hablamos de Jandilla, Algarra... También de esas corridas de Santiago Domecq y El Torero que fueron los primeros éxitos de Carmelo García en las corridas de Sanlúcar –con El Juli y Aguado en el cartel- y Utrera. Dejamos para el final esta última. Se había organizado como una pasarela de oportunidades para la última hornada de matadores sevillanos, con alternativa en años consecutivos en la plaza de la Maestranza: Rafa Serna, Alfonso Cadaval y Ángel Jiménez. Era una oportunidad de oro –televisada por Canal Sur- que sólo iba a aprovechar globalmente Serna, dispuesto a seguir en la brecha a pesar de las evidentes dificultades.

Dejémoslo ahí...y sigamos con el infatigable Garzón, que también ha sumado a su agenda el coso de La Malagueta para organizar las corridas veraniegas de este atípico 2021 que hay que entender como transición hacia la verdadera normalidad que deberá llegar a todos los estratos de la vida cotidiana en 2022. Entre bastidores se asegura que la Plaza Real del Puerto tampoco tardará en ser adjudicada al empresario sevillano aunque la inminencia de la temporada estival –este mismo lunes se estrena el verano- empieza a alarmar a las huestes del toreo.

Valencia y Madrid

Curiosamente, esta reactivación taurina va a pasar de largo en una de las plazas fundamentales del calendario taurino. Hablamos de Valencia y sus festejos de finales de julio. Su empresario, Monsieur Casas, no tuvo más remedio que dejar pasar las Fallas. No cabía otra y así se entendió mientras la pandemia seguía campando a sus anchas. Pero casi nadie puede entender ahora que deje en blanco la feria de San Jaime y hablé de recuperar festejos en unas fechas –en pleno otoño- en las que nadie quiere ni pide ir a los toros por aquellos lares. Si va a haber toros en Castellón y están a punto de empezar en Alicante... ¿Por qué no en Valencia? La locuacidad del productor francés se empeña en demostrar lo indemostrable.

El caso es que el propio Casas y su socio Rafael Garrido sí han cedido a la indudable presión para organizar dos corridas de toros en Las Ventas en las próximas fechas. Se han preparado para un aforo de 6.000 espectadores pero la Comunidad de Madrid ya ha publicado en su correspondiente boletín oficial que se podrá vender la mitad del aforo disponible. Estaremos pendientes de la respuesta del público, vital para animar el asunto. Si no habrá que esperar a esa feria de Otoño en la que –siguiendo esa deriva política que enfanga todo- prometen maravillas. Todo está por ver.