El veto a Jesús

Está vetado el protagonista , y vetada la explicación real a nuestros hijos de lo que se está celebrando. Pero todo lo que rodea a la fiesta está permitido y fomentado

27 nov 2016 / 08:00 h - Actualizado: 26 nov 2016 / 23:40 h.
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Hay colegios -siempre refugiados bajo el paraguas del carácter público- que ya han prohibido a los más pequeños alumnos que lleven belenes a clase, centros escolares en los que están completamente vetados los motivos religiosos de la Navidad. Lugares en los que no se puede plantear que se recuerde en las aulas siquiera que en millones de hogares se va a celebrar la Nativitas, la Navidad, que se va a conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén.

Muchos ayuntamientos también prohiben a estas horas luces navideñas y adornos en las calles que hagan referencia al auténtico protagonista de esta fiesta -porque de fiesta nos vamos todos, eso sí- mientras permiten que sobrevuelen las aceras unos enormes trineos de Papá Noel tirados por renos que vuelan, o unas bolas gigantescas que anuncian seguramente que estos días celebramos lo bueno que está el turrón, al que miramos de reojo mientras chupamos las cabezas de las gambas.

Está vetado el protagonista, y vetada la explicación real a nuestros hijos de lo que se está celebrando. Está vetado sólo el núcleo de la cuestión -Cristo- porque todo lo que rodea a la celebración está permitido, fomentado, defendido y abanderado. No se puede hablar de Jesús, ni colocar su imagen en las calles, en los colegios, en las plazas ni en los rincones de la convivencia pública. Precisamente porque nadie está obligadio a compartir una creencia. Pero todo lo demás...a espuertas, que esa parafernalia de los católicos sí que nos vale. Sí creemos y compartimos la fiesta, los permisos, las cenas abundantes y que corra el alcohol. Todo eso sí nos vale, aunque lo defiendan y fomenten los creyentes. Pero la cruz está prohibida. Creemos incluso que los niños pequeños en el cole pueden dibujar a Santa Claus volando sobre los renos, pero que no dibujen a la Virgen María en el portal, no sea que estemos coartando la libertad del menor adobándole de una mala influencia.

Me han preguntado si conozco algún centro público en el que esté prohibnido celebrar o tener algún gesto de normalidad o acercamiento hacia la celebración de Halloween. Lo desconozco. Hemos sabido además que en varios institutos públicos los profesores explican con absoluta transparencia sus alumnos lo que esa fiesta significa, con la misma naturalidad con la que se explica en las aulas el signidicadio consumista del Black Friday. Pero que no se le ocurra a un profesor de algunos centros escolares hablar estos días de Jesucristo. Porque lo crucifican,

Lo crucifican las mismas personas que están apretando la agenda para ponerse hasta las manillas de comer y beber, como hacen los católicos estos días. En familia, eso sí.