Los medios y los días

Empieza la compra de voluntades

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26 may 2020 / 04:00 h - Actualizado: 26 may 2020 / 04:00 h.
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  • Un hombre mira las papeletas de voto en unas elecciones. / EFE
    Un hombre mira las papeletas de voto en unas elecciones. / EFE

Los nuevos salarios mínimos a sumar a los otros salarios mínimos están por llegar. Tacita a tacita, se compran voluntades. Que si un salario por aquí, que si otro por allá, que si el paro, que si una rebaja para pagar esto o lo otro, que si suspensión del abono del alquiler, de la hipoteca... Suena muy bien, muy solidario, pero sólo es una estrategia para ganar tiempo con vistas a las nuevas elecciones.

Los gobiernos revolucionarios conceden ayudas a la gente que las necesita pero no se detienen ahí, crean riqueza constituyendo empresas públicas y nacionalizando las privadas, algo que hasta la UE recomienda aunque sea coyunturalmente. Este personal que por ahora ni gobierna ni manda quiere mandar y para eso necesita ser más fuerte, crear una masa de clientela cautiva y comprada por el dinero público para después convocar elecciones y lograr el porcentaje de votos que precisa para ser más poderoso. Eso lo sabe hacer bien el PSOE por la experiencia en Andalucía: desde 1982 a 2019 ingeniándoselas para ganar elecciones sin que la región saliera de los dos últimos puestos de las autonomías españolas, gracias a su pericia con el reparto del dinero público andaluz, de Madrid y de Bruselas; gracias a vender su postura supuestamente progresista y gracias a una oposición de pena que ahora gobierna la Junta pero con el PSOE ahí, como partido más votado, a pesar del escándalo de los ERE y otros.

Hace ya demasiados años que el periodista Pedro de Tena publicó un par de reportajes en El Mundo donde demostraba la relación directamente proporcional que había en Andalucía y Extremadura entre voto al PSOE y subsidios sociales que eran simples parches. Cuando a finales de los años setenta del pasado siglo XX yo llevaba pocos años ejerciendo el periodismo ya informaba sobre el Empleo Comunitario, después Plan de Empleo Rural, después de AEPSA (Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agrarios).

El Empleo Comunitario de la UCD lo recogió de las limosnas que el franquismo concedía desde 1971, aproximadamente. Esas ayudas a la ociosidad eran un cachondeo porque tardaban en llegar desde Madrid y había pueblos enteros que se declaraban en huelga general. Entonces nadie que tuviera trabajo iba a la faena y hasta los tenderos cerraban sus negocios porque casi todos dependían de la sopa boba del Estado. Muchas zonas del medio rural, sobre todo, se quedaban yertas hasta que aparecía algo de dinero.

Nunca nos libramos en Andalucía de eso, nunca, para vergüenza del llamado socialismo, si es que la tuvo alguna vez. Y para vergüenza de la derecha del PP que estuvo en Madrid desde 1996 hasta 2003. Y luego de nuevo el PSOE y luego el PP y ahora esta mezcolanza de gobierno que más bien parece un tropel de taifas.

Vamos a seguir sustancialmente igual a causa de la pandemia Covid-19 y quién sabe si sin pandemia tampoco el asunto hubiera cambiado gran cosa. La diferencia es que será toda España la subsidiada. Y sí, puede que haga falta un cambio en la Moncloa –digo puede porque no tengo claro si el recambio iba a ser peor que la enfermedad- pero a ver quién se atreve a arriesgarse a que le quiten el pájaro que tiene en mano en forma de dinero calentito por, en principio, no hacer nada a cambio. La lógica de vez en cuando me dice que esto va hacia el duopolio PSOE-Podemos contra PP-Ciudadanos con Vox a la sombra, pero con el paisaje político que veo la lógica puede que no sirva y la verdad es que, si sirviera, esa dualidad es cuanto menos inquietante dado que nuestra sangre cada vez está más llena del virus ancestral de la estupidez española.