Los medios y los días

En la calle y en las urnas

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14 nov 2020 / 04:00 h - Actualizado: 14 nov 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Arnaldo Otegi. / EFE
    Arnaldo Otegi. / EFE

Ayer, esta misma sección, les hice una serie de preguntas a Sánchez y a Iglesias que, a pesar de todo, son mi presidente y mi vicepresidente (la pobre Carmen Calvo estará molesta porque qué oscuridad en torno a su persona, mejor así, ese tiempo de anonimato que lo utilice no sólo para trabajar sino para estudiar). Les interrogaba sobre su hoja de ruta para mi país que es el de ellos, ya que están pactando con los sectores más negacionistas de la unidad española me gustaría saber lo que planean, si es que planean algo, si es que tienen una idea de futuro para una nación que, indudablemente, necesita arreglos en profundidad.

No me asusta lo que ayer tenía tan enfadada a mucha gente: la expresión del parlamentario de Bildu, Arkaitz Rodríguez, si estamos en Madrid es para «tumbar definitivamente el régimen». No me asusta porque no me asusta Bildu y además la frase estaba sacada de contexto a posta. Fue exactamente así, dirigida contra el PNV: "Vosotras habéis ido y vais a Madrid a mendigar TAV [trenes de alta velocidad] y vacaciones fiscales. Nosotros vamos a Madrid a arrancar derechos sociales y laborales. Vosotros habéis ido a Madrid durante décadas a sostener el régimen en beneficio de unos poquitos de los vuestros, nosotros vamos a Madrid a tumbar definitivamente ese régimen en beneficio de las mayorías y de los pueblos".

El mal periodismo, el periodismo adoctrinador que estimula la agitación y el odio entre los españoles, tiene la repugnante costumbre de manipular las frases en su beneficio. Da igual que sea de izquierdas o de derechas, le están haciendo un flaquísimo favor a Estepaís. Puede parecer que es indiferente puntualizar las palabras de Bildu, yo sé perfectamente que Bildu no quiere a España ni a su rey ni a su régimen actual. Bildu es un partido no sólo anti-régimen monárquico sino anti-sistema, al igual que lo es Podemos y no lo son ni el PSOE ni ERC. A todos los metí ayer en el saco de la izquierda porque se han unido en el tema de los PGE, pero es una izquierda que a la menor chispa saltaría por los aires porque es una izquierda infantil y falsa. Aun sabiendo lo que es Bildu, el parlamentario no habló de separarse de España sino de cambiar un régimen por otro, fuera el régimen de monarquía parlamentaria y, a su juicio, poco propicio para los trabajadores, dentro el republicano de los pueblos de España y más derechos a los trabajadores, aunque a él no le guste ni mencionar la palabra España.

Sentado lo anterior, es necesario estar muy alerta y los españoles no lo están porque da la impresión de que pasamos de todo, mañana intentaré explicar por qué y le echaré la culpa a los medios de comunicación, fundamentalmente. La alerta llega porque, sin dudar de que en España hacen falta arreglos en profundidad, los ciudadanos tendremos que saber quiénes queremos que lleven a cabo esos cambios y los tendremos que votar en elecciones según programas electorales. Si el actual gobierno y los separatistas tienen un plan que no destruya España sino que la reestructura sobre bases confederales y de república tendremos que saberlo, no me vale con que me digan que es que ya lo están afirmando desde el gobierno, no lo están diciendo, las cosas relevantes se pronuncian en Las Cortes y se les anuncian al Consejo de Estado -supremo órgano consultivo del Gobierno de España, así está contemplado en el artículo 107 de la Constitución española- y a la estructura de poder española e internacional en la sombra para no tener problemas en la nueva transición que supere a la de 1978. Las palabras encendidas de periodistas politizados hasta las trancas no me sirven.

Si averiguamos lo que se persigue podríamos actual mejor. Y hay un hecho para actuar, para movilizarse en la calle o en las urnas o en ambos lugares: según las últimas elecciones generales, el cambio en profundidad lo quiere hacer un PSOE en decadencia y dividido por dentro y un partido que es el cuarto en votos de España, tras PSOE, PP y VOX, unidos ambos partidos gubernamentales a otros nacionalistas que se sirven de la ley D’hondt para ejercer un poder mucho más potente del que en realidad le dan los ciudadanos del conjunto del Estado. ¿Se pueden cambiar en esencia las cosas en un país dividido de esta forma? De ninguna manera, puede ser peor el remedio que la enfermedad. Pero, bueno, sigamos pasando de todo.