Todos conocemos la situación en la que se encuentran muchos conventos de clausura de nuestra ciudad así como la labor que hacen sus religiosas. Un auténtico patrimonio cultural y humano. Monasterios que son grandes joyas culturales e históricas, ocultas y desconocidas para muchos ciudadanos, por no decir para la mayoría. Las monjas de clausura sobreviven y sufragan los gastos gracias a la venta de los dulces que ellas mismas elaboran. Un esfuerzo y un trabajo dignos de mención y de reconocimiento.
No piden más. No quieren más. Sobreviven con lo justo y necesario. Cuánto bien nos haría tener esos pensamientos y esa mentalidad en esta sociedad tan consumista en la que vivimos actualmente. Y mira que son conventos que, en su mayoría, viven con penurias y, en muchos casos, harían falta donativos, subvenciones o cualquier otro tipo de ayuda para poder rehabilitar sus dependencias para que así puedan vivir en mejores condiciones y para no perder dicho patrimonio cultural. Pese a ellos, las religiosas ni se quejan ni alzan la voz.
La hermandad de la Antigua se fundó en 1946 con el caritativo fin de socorrer a estas religiosas de clausura, ayudándoles en las frecuentes necesidades o privaciones que sufren sus conventos. Desde entonces viene realizando una labor callada, pero muy meritoria y efectiva, dentro de lo que permiten sus recursos. Un trabajo que desempeñan de manera altruista y voluntaria sus hermanos o personas allegadas dispuestas a ayudar de alguna manera a estas monjas.
En estos días de reparto de papeletas de sitio en todas las hermandades, en muchas de ellas vemos una mesa con dulces de convento y el cartel «Endulza tu papeleta ayudando a un convento de clausura». Una iniciativa de la hermandad de la Antigua con el único fin de recaudar más fondos para estos conventos. Cada vez son más las hermandades que están colaborando. Pequeños o grandes granitos de arena que luchan por nuestro patrimonio cultural y humano. No estaría mal que cuando nos acerquemos a retirar nuestras papeletas de sitio aportemos nuestro granito de arena, ya que no debemos olvidar que hay que ayudar al prójimo y a quiénes lo necesitan.
No es la única actividad que lleva a cabo la Antigua, que se está dejando la piel socorriendo a estas religiosas. Todos los viernes de Cuaresma realizan el ejercicio del viacrucis en conventos: Santa Paula, Santa Inés, Santa María del Socorro, San Clemente, Salesas, San Leandro y Santa Ana. Rezos íntimos y piadosos a los que asisten más de 200 personas y que concluyen con una explicación histórica-artística del monasterio en cuestión. Concretamente, el viernes en San Clemente, pese al mal tiempo, había más de 250 personas. Tardes de Cuaresma, cultura, colaboración, reflexión y, sobre todo, culto y Fe. Enhorabuena a la hermandad de la Antigua por esta labor