Desde la espadaña

Ensombrecer un museo sevillano

Visitar el Cementerio de San Fernando es una fortuna como museo. Otra cosa es saber si nos merecemos lo que se nos presenta cuando llegamos al lugar.

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14 jul 2020 / 08:04 h - Actualizado: 14 jul 2020 / 08:05 h.
"Desde la espadaña"
  • Ensombrecer un museo sevillano

Sevilla es una ciudad tan grande que hasta su Cementerio Municipal siempre se lleva grandes calificativos de todos aquellos que lo visitan. Y aunque lógicamente la humildad sevillana pasa por no visitar este tipo de lugares, si tuviésemos una mentalidad anglosajona consideraríamos este espacio como otro gran monumento de la ciudad. El Cementerio sevillano no es, al contrario de lo que se podría pensar, un espacio difuso. La arquitectura regionalista de panteones y esculturas son de primer nivel, pero todavía no hemos sabido descubrirlo. Tener un turismo que visite el Alcázar, La Giralda o la Catedral no es, ni mucho menos, incompatible con la visita a las tumbas de Antonio Ruíz el Bailarín, Antonio Machín, Antonio Susillo, Rafael El Gallo, Juan Belmonte, Gitanillo de Triana, Diego Martínez Barrio o Pepe Luis Vázquez entre muchísimos otros. Un obligado encuentro en un paraje que emana historia de la pura Sevilla. Aprovechen estos días para visitarlo porque algunos de sus panteones han sido diseñados por arquitectos de talla internacional. Sevilla, como ciudad, es feliz con su Cementerio Municipal porque allí habita la esperanza y el recuerdo de muchos sevillanos; lo triste es la imagen cuando se quiere entrar. He aquí el tema peliagudo en el que confluyen la dejadez de un monumento arquitectónico y la dignidad de la zona.

Porque si este Cementerio es digno de la ciudad, su entrada se parece más a la de un mercadillo de carretera sin entidad ni categoría del lugar donde se encuentra. Si ya la tristeza ahonda cualquier fallecimiento en un ser querido, el camino que lleva desde el tanatorio hasta el propio cementerio se ha quedado en un trayecto inhóspito lleno de gorrillas e indigentes pidiendo dinero, aunque la guinda se lo llevan los puestos ambulantes de flores. No entiendo y me preocupa como este Ayuntamiento no empieza a dar dignidad a este Cementerio Municipal. Una entrada cochambrosa con puestos ambulantes no homologados.

El Cementerio de Sevilla cuenta con 167 años de vida y este Consistorio debería tomarse en serio que la belleza y el patrimonio de su interior debe estar acorde con su exterior; digna de una Sevilla que sabe rendir honores a sus muertos. Me importa el lugar donde honro a los seres queridos y aunque uno llegue con los brazos abiertos, al final me arrepiento cuando veo la tristeza de una familia esperando los restos de su familiar en un frío banco comido por el óxido del olvido, aunque visto los eternos desperfectos de los hornos averiados desde hace meses todo se hace más duro. Y aunque le digan al Cristo de las Mieles cuanto se Le ama, la voz estentórea termina por comprobar el abandono de su interior ¿Es que nadie retira las malas hierbas del lugar? ¿Y no es impresentable que este ayuntamiento no vele por el dolor de las personas que se ven asediadas por gorrillas de la zona?

Hagan de este Camposanto un monumento sevillano al aire libre empezando por dignificar su entrada evitando el destrozo de su arquitectura y los robos en su interior. Visitar este lugar es estar a solas con tus sueños más íntimos y buscar aquello que se fue. Por eso, que menos que Sevilla reconozca a todas estas personas fallecidas y aunque ellos no tengan ninguna prisa, este Ayuntamiento debe entender que no podemos permitirnos la dejadez municipal. No es la primera vez que un familiar se encuentra lápidas fragmentadas en trozos sin ninguna explicación de los funcionarios porque eso es desgarrador.

Así que ya sabe Sevilla que tiene un museo abierto; a lo mejor nuestro alcalde no lo sabe, pero es así. Y aunque la arquitectura es de una belleza eterna, la ferocidad zafia del entorno que permite el Ayuntamiento comienza por hacer pensar cuánta ingratitud nos muestra por los sevillanos que aquí descansan. Intolerable el robo de cadenas, cruces, puertas y canceles de panteones o tumbas individuales en este museo sevillano. Saquemos este espacio tan bello de su vulgar entrada de puestos ambulantes y gorrillas porque realmente acercarse hoy en día al Cementerio Municipal denota tonos muy oscuros. No olvidemos el monumento que tenemos en esta ciudad porque debemos defender que el Cementerio de San Fernando funcione perfectamente en todos sus sentidos y no nos den gato por liebre como ya nos ha concedido este Ayuntamiento en muchos aspectos. No estoy dispuesto que este lugar de eterno descanso siga deteriorándose con quejas no sólo de sus vecinos sino de los propios trabajadores. Hacer uso del Cementerio de San Fernando no puede significar un “firme aquí el interesado” porque los sevillanos no somo interesados sino de derecho total por tener un museo arquitectónico al aire libre sereno y de toda la ciudad.