Entre Urdangarinas, Cachuli y Pedro Jota

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23 ene 2022 / 04:35 h - Actualizado: 22 ene 2022 / 14:36 h.
  • Entre Urdangarinas, Cachuli y Pedro Jota

Pasó el año y hasta los Reyes Magos, y para los supervivientes todo sigue igual, en la existencia atenazada de pasaportes, en un mundo que nos vendieron global y se nos ha quedado en hasta el rellano de la escalera.

Y eso que no hacían falta papeles, que hay que ver el frío que paso en las terrazas en El Puerto de Santa María. Es que así no hay quien triunfe. Y no se te ocurra invitar a alguien a unos sándwiches frente al mar, que a ver quién te receta el frenadol después. Y eso que al jamón de york y queso, le he sumado galletas saladas y cava. Estoy pensando en añadir croquetas, a ver...

Y andaba yo por ese recorrido mundano, cuando nos ha venido a salvar el amor y cómo no los cuernos, algo profundamente ibérico y que, como el coronavirus, nadie sabe si los ha pasado, los está pasando o pasará.

Y mientras los acompañantes del Emérito son reclamados por la Interpol, resulta que en la monarquía emerge el amor. Y no les hablo de la Sartorius, cuya hija jamás sale en las fotos, aunque me aseguran es bien parecida, fruto de la estirpe a la que pertenece.

Y tampoco me referiré a Corinna. Eso no podía acabar bien. A quién se le ocurre meterla en las Caballerizas del Palacio Real e incluso darle instrucciones para el uso de la cámara de la apnea de sueño. Qué ordinariez. Que se lo digan al defenestrado Puig Bellacasa. Si las paredes hablaran...

Enciendo la pantalla y me aparece Julián Muñoz. Sí, Cachuli. Y mira que hablan mal de Isabel Pantoja, pero y ¿si la tonadillera fuera la víctima? Qué cosas se me ocurren. Y es que Paz Padilla sigue sin llamarme, siquiera para contarme sus penas, ahora que la echan de los estudios, como Nadal a Djokovic. Todo vale, qué dolor...

Así me va. Yo soy más de Paz que de Belén y claro, no puede ser.

El amor y los cuernos. Un día Inés se levantó y escuchó Radio Pirenaica y se fue al encuentro de Monzón, miembro del Comité del Partido Comunista en el exilio y a punto de fracasar en la invasión de la España de Franco. Pues eso, la alegría.

A mí me encantan las historias de pasión sórdidas. Me gusta más Cruz Sánchez Lara que Agatha Ruiz de la Prada. Qué se le va a hacer. Romántico pero sin papeles. Nada de amor, pero nada de cuernos, o sí, qué más da... Quid pro quo.

En fin, que entre Cachuli y la Urdangarina, un rayo de luz ha entrado por mi ventana. Y es que aunque el amor sea de pobres, ese vis a vis de la Panto me pone, como el paseíto de la mano con Iñaki por la playa. No se me ocurre nada más íntimo.

Abro la botella de champán y lleno la copa por las historias que no pudieron ser. Y claro que sí, por los expulsados del Olimpo de los Borbones, Melbourne o Pedralbes. Por brindar, hasta por el amigo de Pedro Sánchez. Sí el que corre por los Jardines de Moncloa, Pachá y Cabify... Leticia habemus.