Es sabido que la muerte en política nunca llega de frente, sino que el puñal se esgrime a tu vera.
Es la idiosincracia del poder, inextricable sin la traición.
En la izquierda, dicha reflexión tiene su apogeo tras la consolidación de la Revolucion bolchevique, esos diez días que cambiaron el mundo, que narrara el único americano enterrado en el Kremlin, John Reed.
Algunas felonías alcanzaron el exilio español, como el “suicidio” de Pepe Díaz o el ajusticiamiento de los camaradas rebeldes, vía Santiago Carrillo (único comunista español que “sufriera” el exilio en Paris)
Quizás por eso, fuera el único espectro para Pasionaria, y eso que, después de sobrevivir las trincheras de Madrid, ésta había frecuentado los derredores de las purgas estalinistas.
Pero el devenir alrededor de la traición, tuvo su colofón durante los procesos de Moscú de 1.936, Trotsky y Bujarin, culminados con el exilio y hasta la vida quebrada por un piolet.
Ahora es Errejón quien nos hace rememorar esos procesos; primero derrotado en las primarias de Podemos y ahora emergiendo de las tinieblas, ponderado e hiperprotagonista estos días y los que vendrán, en televisiones y radios públicas y La Sexta.
A diferencia de aquellos procesos, donde se debatían ideas, en el caso de Trotsky tan relevantes como la colectivización a gran escala, o en el de Bujarin en torno a la transición revolucionaria, el único motivo de disenso entre Iglesias y Errejón, parece consistir en el acuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez.
Aquellos disensos, versaban sobre cambiar el mundo, el asalto a los cielos; éstos, simples diapositivas dentro del análisis demoscópico que predican lacerar al nacionalismo o ponderar las virtudes de los afligidos del matrimonio Iglesias-Montero. Y es que la izquierda falta a la memoria de Anguita, quien también saboreó la misma medicina, administrada por Frutos, a corazón abierto en un quirófano.
Mientras esto ocurre, todos los que dieron el poder gratuito a Pedro Sánchez, se agitan, recobran el gesto del voto afirmativo a la moción de censura, y echan de menos a Mariano Rajoy, el más tenebroso Presidente de la mal llamada democracia española.
Esperando un eclipse me quedaré, entre el sol y mi corazón... decía Radio Futura.
Asi que no lo olviden. Cuando los idus de Noviembre ahoguen los últimos fulgores del estío, recuerden que Pedro Sánchez también fue concebido y primer hijo de Susana Díaz, suicidada en su desprecio al nardo del árabe andaluz.
Y es que, como la estatua de la canción, caerá la tarde, y con ellos, los Iglesias, los Errejón... frente a la gauche divine socialista.
Fue Ortega y Gasset quien dijo que ser de izquierdas como de derechas, es una de las formas que el hombre puede elegir para ser imbécil, pero tal vez erró en que la primera es aún más inútil que la segunda.