Los medios y los días

Es normal que nos vigilen

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02 jun 2020 / 04:00 h - Actualizado: 02 jun 2020 / 04:00 h.
"Tecnología","Universidad","Derechos Humanos","Justicia","APP","Los medios y los días","Coronavirus"
  • Una mujer utilizando su móvil. / EFE
    Una mujer utilizando su móvil. / EFE

Con esto de la pandemia ha saltado repetidamente a la opinión pública cómo nos vigilan a cada momento y sobre todo en unos países más que en otros. Por supuesto, el poder aprovechará y ya aprovecha la tecnología para ir más allá de una app que nos diga si tenemos fiebre o no para que vayamos a hacernos un test por si el virus nos ha colonizado. Es el mundo que nos espera, la ficción lleva mucho tiempo diciéndolo y hay series en TV que se supone que son futuristas y no, son ya actuales, como el acoso por Internet.

El humano no ha cambiado nada en sus comportamientos habituales, lo que cambian son las herramientas del delito. Los fraudes, las estafas y los chantajes crecen en la Red, yo ya he recibido varios en mi correo oficial de la universidad que se supone que está protegido pero los borro y en paz, va a ser muy complicado que todo esto se controle porque controlar mensajes es perder dinero por parte de la empresa que vive de los mensajes y de los correos y no se puede colocar al zorro guardando a las gallinas. Además, se les ha dado una herramienta a miles de millones de personas y eso es como poner a disposición de un grupo de niños una pistola cargada para que jueguen con ella.

Si los ciberdelitos los hace cualquier desalmado que quiera asustarnos, qué no hará el poder más poderoso. El hecho de que nos vigilen no debe asustarnos demasiado, sencillamente hay que cambiar el chip de lo que llamamos vida privada en lugar de seguir rasgándonos las vestiduras y dejándonos llevar por una especie de paranoia digital. Porque el Poder y el poder –el estructural y el coyuntural, ambos interactuando- tienen la obligación de vigilarnos, aunque sea de forma sutil, democrática, sonriente.

Le haré una pregunta al lector que se “obsesiona” por el hecho de que viva en un mundo de cámaras -ocultas o no- y otro tipo de elementos vigilantes: ¿qué haría él si fuera un elemento del Poder, con 60.000 o 70.000 millones de dólares o euros o libras de patrimonio? ¿Eliminaría el control social en nombre de una supuesta justicia, derechos humanos y bondad? Podría hacerlo, pero seguramente su “reinado” duraría poco porque los demás poderosos de su mismo lugar de nacimiento y de otras partes del planeta no lo harían. Ésta es la realidad y de ella hay que partir para que nos demuestre lo que ya sabemos: que lo que estamos tratando no es asunto novedoso de nuestros días, son novedosas las herramientas y las estrategias que nos conducen a grandes variaciones sobre un mismo tema. Esto se veía venir y como tantos otros fenómenos que se ven venir al menos el de la vigilancia omnipresente ya lo tenemos encima.