La vida del revés

¿ Es Ómicron la variante que adelanta el fin de todo?

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28 nov 2021 / 14:57 h - Actualizado: 28 nov 2021 / 15:48 h.
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La variante ómicron es el producto de nuestra falta de solidaridad, de nuestra estupidez y de nuestra incapacidad para entender lo que está pasando en este mundo tan terrible que hemos construido. No puede ser que en Europa se echen a perder vacunas por falta de uso y en África la tasa de vacunación sea, tan solo, del 7 por ciento (diez veces menos que en Europa). Aunque solo fuera por egoísmo puro, en Occidente deberíamos hacer el esfuerzo de elevar esa tasa en los países más desfavorecidos porque la pandemia nunca será historia salvo que no se vacune a toda la población mundial. Nuestra forma de vida instalada en el confort más estéril y en el consumo como único objetivo es, sencillamente, un insulto a la condición del ser humano y un destrozo de la moral y la ética.

No está claro que la variante ómicron sea la que nos lleve a tener enormes problemas con la eficacia de las vacunas (según la doctora que descubrió esta variante, Angelique Coetzee, los síntomas son leves y se limitan a un alto dolor muscular y un enorme cansancio aunque el reto sigue siendo vacunar a todas las personas vulnerables con rapidez), pero si no es esta variante lo será alguna otra que aparezca dentro de un tiempo. Esto es algo de lo que nos han advertido los científicos desde el primer día de pandemia aunque los intereses políticos, económicos y los personales de cada uno de nosotros prevalecen sobre el sentido común y la sabiduría. Si algo resulta espeluznante de esta crisis sanitaria es el poco respeto que se ha mostrado con los especialistas por parte de sujetos instruidos en la Internet que saben más bien poco de virus y de cualquier otra cosa. Son ejército y un peligro que afectan al resto que suman inmensa mayoría.

Lo que es seguro es que las sociedades actuales parecen estar pidiendo a gritos poder desaparecer dado el colapso total en el que están instaladas. Somos demasiados, nuestros objetivos son ridículos (ganar, gastar), estamos a punto de alcanzar el máximo nivel de destrucción del planeta que nos llevará a no poder seguir viviendo en un planeta maravilloso como es la Tierra, y hemos demostrado ser incapaces de cuidar unos de otros.

El ser humano está fracasando. Eso es una evidencia. Y en manos de unos políticos que alcanzan a pensar en las urnas y poco más; supeditados a unas religiones arcaicas que se muestran incapaces de dar un golpe de timón hacia la modernidad; condicionados por unos intereses económicos cegatos y cortoplacistas que no muestran ni el más mínimo interés por el futuro de las generaciones que llegan; el futuro del ser humano es incierto. Existe un pedal con el que se frena este disparate aunque ya nadie es capaz de llegar a tocarlo.

La variante ómicron o cualquier otra; el SARS-CoV-2 o cualquier otro virus; una bacteria o cualquier organismo microscópico que busque equilibrar las fuerzas naturales; serán la causa de un desastre total de los hombres y mujeres que estamos demostrando una incapacidad total para cuidar del entorno y de sí mismos. Y todo por un anillo de oro, un plato de caviar o una casa inmensamente grande y llena de horteradas sin sentido alguno. ¿No vamos a ser capaces de enmendar la trazada? Pues qué bien.