La inflación en 2021 alcanzó el 6,5 por ciento, una cifra desconocida en España desde 30 años antes. El dato que se entregó en febrero de 2022 hablaba de un 7,6 por ciento y, actualmente, tenemos el dudoso privilegio de poder presumir de estar aguantando un 9,8 por ciento de inflación. La guerra de Ucrania estalló hace 57 días. Por tanto, la subida del IPC viene de lejos y, aunque se ha podido ver afectado por esa guerra tan cruenta e injusta, el problema se ha ido gestando durante muchos meses. Pedro Sánchez insiste en culpar a Putin de esta escalada de la inflación aunque la mentira tiene las patitas muy cortas. Y son chuscas nacen sin patas para correr.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco de España, a principios de año, decían que la economía española crecería un 5,8 por ciento o un 5,4 por ciento respectivamente. Esto fue en Enero. La invasión de Ucrania comenzó hace 57 días. Cuando se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado en noviembre de 2021, el crecimiento que el Gobierno estimaba era del 7 por ciento (no es una broma) al mismo tiempo que las entidades dedicadas a calcular este tipo de datos los ofrecía con sensibles diferencias a la baja. Pero, voilà, Pedro Sánchez dice que Putin ha provocado un frenazo indeseado invadiendo Ucrania y que es la razón por la que no se alcanzará un crecimiento que estaba al alcance de la mano... del Gobierno de Sánchez y solo de él.
La moraleja que podemos sacar es que si nos gobierna un sujeto como Pedro Sánchez, un presidente dispuesto a mentir sin ruborizarse y con el objetivo de mantenerse en el poder al precio que sea, estamos apañados. Putin, efectivamente, es un tipo indeseable, cruel y déspota, pero no es responsable de la ineficacia del Gobierno de España. ¿Está dejando las cosas infinitamente peor? Sí. ¿Es el responsable de la situación económica de España? No. ¿Es Pedro Sánchez a España lo que Pinocho a Gepetto? Ustedes dirán.