Nuestra democracia se autodestruye porque ha abusado del derecho de igualdad y del derecho de libertad, porque ha enseñado al ciudadano a considerar la impertinencia como un derecho, el no respeto de las leyes como libertad, la imprudencia en las palabras como igualdad y la anarquía como felicidad?» Esta frase que parece escrita ayer tiene su origen en el año 350 antes de Cristo y la firmó Sócrates (-470 a -399 antes de Cristo).
Más cercano a nosotros, Nicolas Maquiavelo (Florencia, 3 de mayo de 1469-Florencia 21 de junio de 1527), escribió en El Príncipe (1513), esta afirmación: «El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra».
Nos parece que son dos análisis que vienen como anillos al dedo para valorar las circunstancias que estamos viviendo en España.
La primera nos dice con meridiana claridad dónde están los fallos de nuestra democracia, en España y en el mundo. Unos fallos que sonrojan. Pero es la verdad pura y dura. La antigüedad de la frase, hace 2.367 años, nos sitúa en la línea de fracaso humano más estrepitoso posible... O sea, que no hemos aprendido nada, no sabemos nada, no cabe más inutilidad...
La segunda frase, tan breve, es un aviso que también sonroja. Léanla otra vez y despacio y díganme si no retrata perfectamente nuestra realidad. No puede ser más exacto.
La filosofía es maestra de la vida. Si las personas no aprenden de la experiencia, si quieren partir de cero cada día, si pretenden ignorar la voz de nuestros antepasados, se estrellarán contra el muro del fracaso