La vida del revés

Escritores malditos

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12 ago 2022 / 06:02 h - Actualizado: 12 ago 2022 / 06:02 h.
"Literatura","Espacio","La vida del revés","Poesía"
  • Escritores malditos

Existe un tipo de escritor que pasa desapercibido aunque existe. Ya lo creo que existe. Es peligroso, una especie de inquisidor despiadado que arrasa con todo lo que es cercano. Se trata del escritor que no escribe (¡Qué cosas!), que se agarra al cuento escrito hace años y lo exhibe, una y otra vez, para demostrar que es capaz de armar un texto como el que más, pero que no lo hace porque entiende la literatura desde el campo exclusivo de lo sublime, un espacio que no puede ir llenándose con cualquier cosa. Su crueldad –nunca falta una buena cantidad alojada en las lenguas de estos tipos- la gasta con lo ajeno. Toda novela tiene defectos, toda poesía es cursi o carece de profundidad en su lenguaje o estructura. Lo nuevo es malo, lo clásico es lo único que sirve.

Suelen estar rodeados de aspirantes a escritor que ríen sus comentarios estúpidos, que terminan creyendo lo que escuchan sin asumir que es el miedo al fracaso, a ellos mismos o a su incapacidad, lo que les atenaza. Se convierten en aspirantes a escritor que nunca llegan a escribir. Todos ellos suelen presumir de leer grandes obras de enormes autores, pero tengo la sensación de que lo único que leen son algunos artículos sobre esas novelas y poemarios. Repiten sin pudor lo pensado por otros (hay revistas que son leídas por tres o cuatro y pensarán que es mucha casualidad encontrarse con uno de esos lectores). También, suelen ser malos imitadores. Su estupidez no parece tener límites y eligen lo peor del imitado para poder convertirse en malditos. Poetas o novelistas malditos que no escriben porque no son capaces. Afortunadamente, son estúpidos que se mueven en espacios muy reducidos, entre gentes poco preparadas que luego presumen de estar codeándose con escritores que no escriben para no manchar la santa literatura.

El caso es que son muchos. Y por mucho que lo intenten, por más grandes novelas que lean, aunque afanen el discurso a otros para repetirlo cargados de razón, seguirán siendo lo que son. Todo menos escritores. Y me aburren.