Albatros

España F.C.

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Jesús Ollero ollerista
10 jul 2021 / 09:44 h - Actualizado: 10 jul 2021 / 17:29 h.
"Fútbol","Selección","Albatros"
  • Luis Enrique junto a Dani Olmo. / Andy Rain - EFE
    Luis Enrique junto a Dani Olmo. / Andy Rain - EFE

Por primera vez en mucho tiempo, la eliminación de la selección española no ha supuesto grandes dramas, ni cabreos morrocotudos, ni debates interminables. Por increíble que parezca, la caída de España en la Eurocopa ha dejado una media sonrisa. Atrás han quedado eliminaciones ominosas, tragedias griegas, batacazos dolorosos. Resulta que España, seguramente por primera vez, ha hecho un buen campeonato y ha caído por el camino sin que proceda reprocharse nada.

Muchos crecimos con una España irrelevante, inferior, acomplejada y decididamente incapaz. Y nuestros hijos aparecieron en el momento en el que la selección era imparable y ellos no eran lo bastante mayores para disfrutarlo y nosotros estábamos lo bastante ocupados como para no disfrutarlo en la correcta medida. Esa época gloriosa, porque lo fue y lo fue a lo bestia, pasó y todas las transiciones son dolorosas. Volvimos a la cuasi irrelevancia y a las dudas.

Pero hete aquí que con un entrenador muy peculiar, con una forma de entender el juego y el grupo tremendamente personal, con un historial complejo y una realidad muy dolorosa además de ir perdiendo las referencias internas, España ha dado un nivel francamente alto y ha desarrollado un estilo plenamente reconocible, tanto como las figuras de El Greco, las guitarras de Red Hot Chili Peppers o el saxofón de El lado oscuro del corazón. Tan reconocible (o casi) como el España F.C. que con Luis Aragonés y Del Bosque dominó el mundo del fútbol y lo puso a sus pies. Tan reconocible que ha dado hasta cierto coraje, de tanta gente que deseaba que el antihéroe asturiano se estrellara, y con él todas nuestras ilusiones.

No fue así. España es una selección, a día de hoy, con carencias pero con un potencial absoluto. Un equipo joven, dinámico y versátil. Le falta un delantero de gran nivel, pero eso no se inventa. Se tiene o no se tiene. Otra cosa es debatir detalles y discutir si Rodri o Busquets más Koke no es abrazarse a lo más duro del Cholismo. Resultados da... aunque ciertamente en España no hay nadie como Luis Suárez por muchos esfuerzos que se pusieran en convertir a Diego Costa en un delantero del nivel que no es.

Se señaló a Morata de manera absolutamente injusta, cuando el futbolista no tiene culpa de no llegar al nivel máximo, al que tienen los nueves de otras selecciones. Piensas en Kane, en Lukaku, en Benzema, en Werner, en Lewandowski, incluso en Schick, que tampoco es para tanto. Nos guste o no, España no tiene un delantero incontestable. No lo tiene pero es más fácil culpar al que está porque es lo ‘mejor’ que hay. Morata es un fantástico delantero que ha hecho un fantástico campeonato. Pero no es un jugador con el que un secretario técnico iría a la guerra sin careta. No lo es. Y no es culpa suya. Ni siquiera de Luis Enrique. Tampoco es culpa de usted. Es un buen futbolista que, nos guste o no, no tiene quien le mejore claramente para ser titular en la selección española. La pelota es nuestra. El gol no. Ahora mismo, no. Y cuanto antes lo asumamos mejor podremos enfocar lo que está por venir: Copa de Naciones y Mundial de Qatar. Palabras mayores.

En la Eurocopa han emergido varios nombres propios, pero no nos paremos en eso porque habrá años para disfrutarlo. Pensemos en que es un equipo joven, en gran medida sin notable experiencia al máximo nivel, al nivel de pelear por todo. Y aun así no ha habido quien pueda con ese equipo, por mucho que el único rival de verdadera enjundia nos regateara en los penaltis. Estos torneos son de supervivencia, no de brillantez. El nivel que mostró Italia se perdió en los sótanos del resultadismo contra España. La final Italia-Inglaterra promete muy poco porque la historia (o la falta de historia en este torneo) va a pesar muchísimo. Han hecho, ambas selecciones, un torneo sensacional, firmes atrás y potentes delante. Y aun así tuvieron momentos de tembleque antes rivales menores. Pero han llegado hasta el final, con penaltis y con un penalti indecoroso en cada caso. Pero han llegado. Cualquiera que conozca ambos países sabrá que la final va a ser un auténtico drama, sonrisas o lágrimas en nivel extremo. Ellos son así. Nosotros no. Somos mucho más condescendientes en las derrotas y menos exagerados en las victorias. Y quizás sea mejor. Si el fútbol es la más importante de las cosas menos importantes, disfrutemos a todos los niveles. Yo he disfrutado con una selección que se ha quedado por el camino porque ha hecho cosas al alcance de nadie y ha competido como el que más. ¿Y usted? Eche la pelota al suelo que igual el año que viene trae tardes inolvidables.