España no es un Estado fallido. De momento

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14 oct 2020 / 18:30 h - Actualizado: 14 oct 2020 / 18:38 h.
"Opinión","Política","Pedro Sánchez","Pablo Iglesias"
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Parece ser que en Europa se empiezan a preocupar por si España se convierte en un Estado fallido. Pero si hemos llegado hasta aquí ya no hay forma de caer. ¿O sí?

Los Estados fallidos (este es un término bastante nuevo) siempre estuvieron a las afueras del mundo occidental. Y se llaman así a los Estados que no pueden desarrollar las funciones básicas que se espera de un Estado. Nada de seguridad, nada de justicia, nada de un acceso normal a los servicios básicos y esenciales en ciudades y pueblos. Ni de sanidad, educación o un aeropuerto en condiciones. Nada de nada. Son Estados que se desmoronan para convertirse en guaridas de violentos, mafiosos y terroristas. Por tanto, no parece que España cumpla con alguno de esos requisitos.

Otra cosa bien distinta es que España esté llena de políticos corruptos, que acumulemos los peores datos de la pandemia de Europa y uno de los peores de todo el planeta; otra cosa es que se estén intentando cargar las instituciones incluidas la Casa Real; que la Justicia parezca un trofeo político; otra cosa es que nuestra imagen en el exterior sea una cochambre. Somos el hazmerreír y damos miedo porque los Gobiernos comunistas en Europa tienen mala prensa. Somos los mismos bandoleros de siempre a los ojos de franceses, ingleses o alemanes.

No es extraño que alguien pueda pensar que España podría ser un Estado fallido asistiendo a espectáculos como los que dan los políticos españoles. En plena pandemia han sido incapaces de sentarse y dialogar. No se puede ser más necio. Y los que gobiernan son malos, los de la oposición son malos, ineptos, ineficaces, ridículos... Como los otros, vaya.

No es extraño que en Holanda se lleven las manos a la cabeza pensando que nos tienen que dar una pasta para salir de esta mientras el jefe del Estado es atacado desde dentro del propio Gobierno de España.

No me extraña que los polacos digan que hay que enviarnos el dinero con cuidado al comprobar que nuestra corrupción política está extendida y arraigada hasta el extremo.

Con un Gobierno sujeto con alfileres desde el primer día, dependiendo de partidos políticos que le chantajean una y otra vez, todo se hace imposible. Es débil le guste o no le guste a Sánchez. El presidente español, si tuviera un poquito de vergüenza y una pizca de sentido de Estado, convocaría elecciones o se sentaría con la oposición de una vez.

No es extraño que en Europa se lleven las manos a la cabeza al pensar que los Presupuestos Generales del Estado siguen prorrogados (son los de M. Rajoy; ¿se sabe ya quién era este sujeto?). No es extraño que se hable en el extranjero de crisis constitucional o de crisis sistémica. Pero que nadie se preocupe porque lo que ocurre es que nuestro Gobierno es un desastre y eso es lo fallido. En España tenemos un Gobierno fallido y una clase política que causa estupor. Pero de Estado fallido nada. Bueno, la verdad, es que el sistema autonómico no ha funcionado del todo bien y parece que España es la suma de 17 territorios que no tienen mucho que ver; el caso es que muy bien no nos va. Pero lo de Estado fallido es para otros países. Sudán del Sur o Siria o algo así. ¿O no? Ay, madre. ¡Que alguien saque al santo en procesión¡