Digamos que soy "practeca", un híbrido de práctica y coqueta, me agradan esos detalles útiles, que me hacen la vida más fácil y si encima me ayudan a ponerme mona ¡mejor que mejor! Una buena muestra de mi carácter pragmático y coqueto es el espejo de brazo extensible que tengo instalado en la pared de mi cuarto de baño. Es un artículo muy útil, de forma redondeada en su extremo y como sucede con las personas, tiene dos caras...
La "cara A" es un espejo normal que te devuelve justo la imagen que proyectas. Yo la suelo usar para echarme las cremitas y siempre me devuelve un reflejo refrescante que me hace sentir satisfecha, podríamos decir que ésta sería la cara social, la que mostramos en el trabajo, cuando vamos por la calle, en las quedadas de amigos... Eres tú, sí, al menos una parte de ti, al igual que la punta forma parte del iceberg pero no define al elemento al completo. Normalmente, siempre suelo tener el espejo por esta cara, pero hay otra...
Si giras el espejo, te encuentras con la "cara B", el sorprendente espejo de aumento, y... ¡te pegas cada susto! porque "la cara B" proyecta tu imagen tremendamente aumentada, de tal forma que los ojos adquieren el tamaño de pelotas de golf; la nariz empieza a parecerse a la de pinocho; los poros de la piel se asimilan a los huequitos de las fresas... O al menos ésa es la primera impresión que te da. El espejo de aumento lo suelo usar para maquillarme, ¡te permite ver a la perfección todos los defectos!, más que ver la superficie facial, la imagen que te devuelve es la de un enorme lienzo y claro, así se pinta fenomal, aunque esta "cara B" me da mareo... Si lo piensas bien, es un buen símil del interior humano porque acercarnos a nosotros mismos y bucear a nuestro interior, asusta, marea, no es fácil... Encontrarte, cara a cara, con tus "áreas de mejora" es todo un desafío... Si las maquillamos, quedarán muy bien para "dar el pego" temporalmente, pero tú sabes bien lo que hay debajo...
Como eres y como no eres
Miguel Ángel Asturias decía: "Los espejos son como la conciencia. Uno se ve allí como es, y como no es, pues quien se ve en lo profundo del espejo, trata de disimular sus fealdades y arreglarlas para parecer a gusto", ¡qué bien lo expresaba el célebre escritor guatemalteco! Al darnos la visión superficial y la profunda, el espejo funciona a modo de conciencia, esto es, nos dice como somos y como no somos, nos hace caer en la cuenta de lo que está bien y de lo que está mal; además, la "cara B" tiene la curiosa cualidad de magnificar nuestros rasgos para que no pueda pasarnos inadvertidos quienes somos en realidad; ese necesario espejo de aumento pone el enfásis en algo por lo que, en muchas ocasiones, pasamos de puntillas: nuestra vulnerabilidad, reconocer que somos vulnerables y que no todo "te resbala" es complicado pero necesario porque esa vulnerabilidad es sinónimo de la esencia humana: somos imperfectos y ¡eso está genial! somos proyectos abiertos, en constante superación y aprendizaje y ¡eso es sencillamente buenísimo! porque así es como se disfruta plenamente de l viaje...
Recuerda, cuando sientas que las dificultades no tienen solución y se te estén quitando las ganas de hacer un nuevo intento... ¡estáte atento al espejo de aumento!