¡Estoy aquí!

Jugar a encontrarse es lo que verdaderamente va a aportarte

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23 ago 2020 / 03:00 h - Actualizado: 23 ago 2020 / 03:00 h.
"Tribuna"
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¿Qué te sugieren esas dos palabras? podrían ser la respuesta a la pregunta: "¿dónde estás?", pero si nadie ha preguntado, ese "¡estoy aquí!" es una llamada de atención para que "eches cuenta" a esa persona; para ese "demandante de atención" (de tu atención) tú eres importante, quiere compartir tiempo contigo, quiere estar presente en tu vida y sintetiza esos anhelos en dos sencillas y certeras palabras: "¡Estoy aquí!".

Mis demandantes de atención favoritas son mis sobrinas, Sofía y Noelia, que tienen la habilidad de transformar una tarde de verano en toda una experiencia gracias a sus geniales ocurrencias... La autora del "¡estoy aquí!" es Noelia, de 3 añitos, esta semana estábamos jugando al escondite con su hermana y mi chico, me tocaba contar a mí (hasta 20), iba por 10 y empecé a escuchar: "¡María, Maríaaaa, estoy aquí!", era Noelia que me llamaba a voces desde su escondite... Entre risas, terminé de contar y me dirigí al lugar de dónde provenía la voz -detrás de la puerta de la cocina- al tiempo que dije en voz alta -con afán de darle algo de emoción al juego-: "¿Dónde estará Noelia? No la encuentro" (a pesar de que la había visto perfectamente "escondida" detrás de la puerta), "¡Estoy aquí Maríaaaaa! mira, miraaaa" -decía la chiquilla al tiempo que sacaba la cabeza de su escondite... Durante unos segundos más miré hacia otro lado, como si no la hubiese visto y finalmente la miré y le dije: "¡Pero si estabas ahí, no me había dado cuenta!" y con su risa picarona me contestó: "¡otra vez, te toca contar!" y durante las siguientes 9 veces que jugamos al escondite, Noelia insistía en delatarse a sí misma desde el principio...

Reinventando el escondite

Cuando era pequeña, yo también había jugado mucho al escondite, aunque entonces el objetivo del juego era que no te pillaran (creo que sigue siendo igual). Sin embargo, al observar a Noelia, me daba cuenta de que ella disfrutaba mucho más buscando lo que ella consideraba un buen escondite, que enseguida invitaba a compartir a los otros jugadores -su disfrute se incrementaba si te escondías con ella- para, acto seguido, proceder a delatarse con su, ya famoso: "¡estoy aquí!", ¿por qué haría eso?. Lo que estaba haciendo la pequeña Noelia, sin habérselo propuesto, era impartiendo toda una lección de vida...

¿Encontrarse o esconderse?

El juego del escondite puede tener dos lecturas: consiste en esconderse o también podría decirse que trata sobre encontrarse; si se lo preguntas a Noelia, sin duda te dirá que ella es del "Club del encontrarse". La pequeñaja tenía tantas ganas de ser cazada que, literalmente, pegaba voces desde su escondite, por si quedaba alguna duda sobre su paradero. La actitud de mi sobrina era un reflejo de lo que había en su interior: maravillosa autenticidad, genuina originalidad, bendita inocencia ¿esconder eso? ¿para qué? ella es mucho más feliz y nos hace mucho más felices a los demás mostrándolo todo, desde el principio. Desde nuestra perspectiva de adultos podríamos llegar a pensar que Noelia está jugando mal, pero no, lo que hace es poner en práctica la versión más positiva del juego: el encontrarse... Quizás nos resulte raro porque, los adultos, no estamos acostumbrados a jugar así, nosotros parecemos, en no pocas ocasiones, llevar el "chip del esconderse" instalado de serie: nos maquillamos desde la cara hasta las palabras o los hechos... Luego llega el momento en que queremos volver a ser nosotros, los que originalmente éramos y empezamos a buscar y buscar, pero nos hicimos tan profesionales del escondite y nos escondimos tan bien, que se convierte en una verdadera hazaña el volver a encontrarnos.

No pierdas tiempo, si quieres llenar de sentido el "ser feliz", acude presto cuando escuches las palabras mágicas: "¡estoy aquí!".

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/