Estrella

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27 feb 2020 / 13:24 h - Actualizado: 27 feb 2020 / 13:27 h.
  • Estrella

Se ha liado gorda. La libertad artística y creativa de una artista de raza ha servido para que los ayatolás de lo políticamente correcto y todos los cagapoquitos de este país se hayan echado las manos a la cabeza. Se invoca la libertad de expresión pero según quién, dónde y cuándo... El asunto es archisabido: Estrella Morente entremetió un poema de José Bergamín mientras compartía canción con una de las participantes de Operación Triunfo de la que lamentamos no recordar el nombre.

Se trataba de oficiar el desagravio por las desafortunadas declaraciones de otra de las ‘triunfitas’ que, más allá de exponer su legítima opinión, se dedicó a repartir sabrosos insultos a la grey taurina mientras unas cámaras se convertían en testigos de su perorata ignorante. Frente a la mierda vomitada, Estrella Morente acarició un poema más o menos premeditado. Ha sido así de fácil y difícil: responder con un hondo sentido de la cultura –invocando la memoria del muy taurino José Bergamín- a esa ignorancia totalitaria que pretende imponernos hasta la hora de sentarnos en el retrete.

Ya saben el resultado. A la Morente le han llovido venablos. Pero hay una cosa cierta: si cualquier cantamañanas invitado al show televisivo hubiera arremetido contra la Fiesta habría recogido elogios y justificaciones para esa manida libertad de expresión que por lo visto sólo tiene un color: el que quieren conferirle estas modernas tribus de un pretendido progresismo que sólo es una nueva inquisición. Cambias las formas y los evangelios –con minúscula- pero los torquemadas ahora llevan coleta y pañuelo palestino. A otro perro con ese hueso.