No soy lo que llaman un taurino, o sea, aficionado a los toros, aunque sí un estudioso de la tauromaquia, tan ligada al flamenco. Mi casa está llena de libros, láminas, carteles y fotografías de toreros: Joselito, Belmonte, Chicuelo, Curro o Morante. Hace años entrevisté a Pepe Luis Vázquez, el maestro de San Bernardo, y me citó en La Ponderosa a las 5 en punto de la tarde, algo que me emocionó, aunque confieso que llegué media hora antes. A pesar de esto, aclaro que no soy nada taurino, aunque jamás voy a encabezar una manifestación contra la tauromaquia. Quiero decir que si voy a defender a Estrella Morente por su actuación en la gala de Operación Triunfo, es por el derecho que tenía a cantar lo que le diera la gana. Buena es Estrella para que alguien le diga lo que tiene o no que cantar.
Voy a contar narrar una anécdota que me contó Manolo Sanlúcar referente al padre de la artista, Enrique Morente. Los contrataron hace muchos años para actuar en un mitin del Partido Comunista y el organizador le rogó a Enrique que, por Dios, no se le fuera a ocurrir cantar ninguna letra de vírgenes, que estarían La Pasionaria, Ignacio Gallego y Santiago Carrillo, entre otros notables dirigentes del partido. No lo conocían, porque nombró en sus coplas a todas las vírgenes del mundo: la de la Esperanza, la del Rosario, la de las Angustias... Contaba Manolo que había que ver las caras de los dirigentes comunistas citados. Naturalmente, ahí acabó al gira de los dos.
Me cabe el honor de ser el primer periodista o crítico que escribió en un periódico, éste, sobre la hija mayor de Morente. Fui invitado a la comunión de otra hija del maestro, Soleá, celebrada en un hermoso patio granadino del Albaicín. En lo más animado de la fiesta, Estrellita, que tendría unos 11 o 12 años, cantó y bailó por tangos ante el asombro de todos; el primero, su padre. Dije que tenía una futura estrella en su casa, y así fue. Lo demás vino ya rodado. Estrella es hoy una gran figura de la música española y una artista imposible de moldear. Canta lo que le da la gana y en todo tiene un sello especial. Por tanto, lo que hizo en la gala de OT, por mucho que haya sonado, es lo que ha hecho siempre, ser libre, valiente y coherente, como lo fue su padre. Tiene a quien salir.