Pasa la vida

Falta de apoyo a los trabajadores de Abengoa

Image
Juan Luis Pavón juanluispavon1
29 jun 2022 / 13:45 h - Actualizado: 29 jun 2022 / 13:47 h.
"Pasa la vida"
  • Falta de apoyo a los trabajadores de Abengoa

Cruel paradoja. Y cínica displicencia. El grupo empresarial Abengoa está en puertas de su desguace cuando a su alrededor acontece un ‘boom’ de las inversiones en producción de energías renovables y en procesos de gestión medioambiental. Los trabajadores que continúan bajo esa marca son los náufragos que han hecho un esfuerzo ímprobo por mantenerla a flote. Y ahora que divisan la orilla, no entienden que se les niegue el envío de un barco de auxilio para evitar que sucumban devorados por los tiburones financieros.

Ahora que el coste de producción de las energías renovables es cada vez más barato y ya garantiza rentabilidad económica a quienes invierten en sus infraestructuras y en su distribución, el grupo empresarial Abengoa no tiene quien lo rescate, por el lastre de su enorme deuda y por los contubernios de quienes maniobran para buitrear en lo más sustancioso del despiece de sus unidades de negocio.

Ahora que con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y, con el uso bélico y geopolítico de la dependencia del petróleo y del gas para sostener o doblegar las alianzas de esta guerra, se está acelerando aún más la transición energética porque resulta asfixiante el cambio climático del precio de los combustibles fósiles para la mayoría de las economías domésticas, empresariales y nacionales, el grupo empresarial Abengoa está en un tris de ser definitivamente desarticulado, cuando fue pionero y puntero a nivel mundial en la puesta en marcha con tecnología propia de las centrales de energía termosolar de concentración.

Ahora que hay un fondo estatal para salvar tras la pandemia covid empresas que se consideran valiosas para el ecosistema industrial español, tampoco existe voluntad política de contribuir a reestructurar, redimensionar y reflotar todo lo que es salvable y viable en el conjunto de más de 250 sociedades del grupo Abengoa. Qué buenos somos rescatando clubes de fútbol y qué malos somos rescatando el potencial económico y laboral en un sector esencial, de Champions global, como es el de la ingeniería de gestión medioambiental y de producción energética.

Por supuesto, casi toda la responsabilidad del calvario de Abengoa es de algunos propietarios, algunos ejecutivos, algunos accionistas y algunos acreedores que a lo largo de muchos años, antes y después de estallar en 2015 su crisis al aflorar la colosal deuda y la maraña de sociedades que encubrían un inmenso desfase entre gastos e ingresos, han sido o insensatos o desleales. Que cada palo aguante su vela y su sanción para no irse de rositas. La depuración de responsabilidades, y evitar que el erario público sea un pozo sin fondo para salvarle los muebles a quienes no se lo merecen, ha de ser compatible con la estrategia de impedir la desaparición de un nodo de innovación, talento, industria, internacionalización y empleo, con evidente potencial de futuro. ¿Se pueden permitir Sevilla, Andalucía, España, que ahora, precisamente ahora, todo lo que se ha vertebrado desde Abengoa en su travesía del desierto acabe siendo terreno abonado para que lo rentabilicen quienes por el mundo están al acecho de sus activos y de sus contratos?

Desde 2015, en muchos ámbitos se dio a Abengoa por liquidada, desaparecida, enterrada. Es difícil trabajar en ese contexto de enorme incertidumbre por la continuidad de tu empleo y de tu salario, cuando interactúas dentro y fuera de España con representantes de empresas o de administraciones públicas que presuponían que Abengoa ya no existía y que no es creíble para el presente y para el futuro ni como interlocutor, ni como aspirante a gestionar concesiones, ni como proveedor de servicios avanzados. Por eso hay que reiterar el mérito de los profesionales que continúan en Abengoa. Para más inri, no se han visto ni arropados formalmente por las instituciones, por los partidos políticos, por los sindicatos, por la sociedad civil. Erróneamente, se les ha metido en el mismo saco que a los causantes, por acción u omisión, del que puede ser el mayor concurso de acreedores de la historia de España, quizá superior a los 9.000 millones de euros.

En redes sociales profesionales como LinkedIn, hay trabajadores de Abengoa que, desde América, desde África, desde España, muestran fotos de las instalaciones industriales que han montado y que están gestionando, y añaden comentarios como éste: “Esto es lo que hacemos, es nuestra huella en el mundo y el motivo por el que debemos seguir existiendo. Energía limpia. Salimos en las noticias, los trabajadores nos manifestamos, pero todos estos años llenos de incertidumbre, impagos y dudas no hemos dejado de hacer esto, por eso el sector energético y nuestro país merecen que sigamos existiendo y siendo un referente”.

También comparto comentarios de este cariz que están publicando otros trabajadores desde Sevilla: “Cuando se habla de progreso e innovación en Andalucía, eso es Abengoa. Los nuevos programas de innovación que nos van a costar a los contribuyentes un dineral darán sus frutos, sí, pero en unos años, por lo que es imperdonable que no seamos capaces de retener el talento, el conocimiento, la tecnología y la marca Andalucía y España, que es lo que significa hoy Abengoa, aunque haya quien quiera mirar para otro lado”.

En estos días de máxima incertidumbre por lo que suceda el 1 de julio, es obligado tener en cuenta esta reflexión publicada por uno de esos trabajadores: “Alguien tendrá que explicar qué hay realmente detrás de esto, que ningún gobierno (central, autonómico y municipal) haya hecho nada, ni siquiera criticarse entre ellos. Todos han obviado lo que puede ser el mayor concurso de acreedores de la historia de España. Abengoa tiene 11.000 trabajadores, 11.000, la mayoría altamente cualificados. Es referente mundial en energía solar y desaladoras. Es decir, es referente en los sectores hacia los que se debe dirigir la economía para llegar a tener un mundo sostenible. Alguien lo tendrá que explicar”.

Insisto: No se puede refundar Abengoa a cualquier precio. Pero, ¿no hay un término medio entre tragar con todo y no hacer nada?