La Tostá

Felipe VI deja tieso a su padre

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 mar 2020 / 08:24 h - Actualizado: 16 mar 2020 / 08:25 h.
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En plena crisis sanitaria del coronavirus, la Casa Real lanzó ayer una bomba informativa: Felipe VI renuncia a la herencia de su padre, Juan Carlos I, y lo deja sin la asignación que hasta hora percibía de los Presupuestos del Estado. Tieso, vamos. La renuncia a los derechos hereditarios no es posible, porque el rey emérito sigue vivo, aunque jodido. Así lo establece el artículo 657 del Código Civil. ¿Postureo Real, entonces? ¿Lavado de imagen de la Corona, en vista del escándalo de la comisión de Arabia Saudí por lo del AVE de la Meca y el regalito al hijo de Corinna Larsen, su presunta amante? Una de ellas, porque El Campechano es el borrico de El Picoro. En estos momentos, los derechos hereditarios de Juan Carlos son derechos futuros. No se sabe lo que durará, porque duro es un rato. Miren los artículos 816 y 991 del nuestro Código Civil. Por tanto, no se puede renunciar a un derecho que aún no existe. O sea, que Felipe VI no puede decir que no a la herencia de su emérito padre, de una manera legal. Supongamos que lo desheredara. Sin embargo, el hecho de que lo haya anunciado y que, encima, le vaya a retirar la asignación del Estado (194. 232 euros), significa que se lava las manos en lo que pueda pasar con su padre. Esto dañará de una manera importante la imagen de la Corona, que ya estaba por los suelos, aunque es cierto que mejoró con la llegada al trono de Felipe VI, al que el pueblo en general admira y respeta. Se habla mucho de la llegada de la República, pero si hubiera un referéndum es más que probable que los ciudadanos dieran su confianza a Felipe VI. El hecho de que vaya a dejar caer a su padre significa que quiere luchar por la institución que millones de españoles consideran necesaria para la democracia y el respeto de España en el mundo. Sobre todo en estos tiempos tan convulsos, con la incertidumbre de qué va a pasar con el país en una crisis sanitaria de tal calibre y gravedad que nos puede llevar a la ruina total. No soy nada monárquico, sino más bien antimonárquico, pero he de reconocer que desde hace unos meses estoy esperando a que Felipe VI se moje y pegue un manotazo en la mesa, porque esto está cada día peor. No para salir corriendo, pero casi.