A mí siempre me ha tirado la república, la veo más propia de la madurez de una sociedad. Pero si estoy en un país atolondrado donde gobiernan niños, empezando por el presidente, y hay una monarquía constitucional, al menos me gustaría que esa monarquía los tuviera bien puestos. El rey, Felipe VI, tiene que estar haciendo siempre encajes de bolillo para que no le riñan desde el gobierno que es un gobierno republicano, aquí estamos llevando a cabo una cohabitación a la fuerza y el rey se está dejando mangonear demasiado cuando ocupa su cargo con todas las de la ley. Es el jefe del Estado, ¡leche!, ya sé que la época del absolutismo pasó a mejor vida pero, si hay monarquía, no me gustan los reyes marioneta.
Quiero decir lo que digo: que el rey debería tomar una actitud algo más expeditiva. Como de república en esta coyuntura no quiero ni oír hablar porque sería una catástrofe dado el desastre que observo ahora, al menos anhelo una monarquía más firme y que nos cueste el menor dinero posible, total, pagamos a numerosas e inútiles instituciones progres y no progres que bien podían sus “asociados” pagárselas ellos, al menos la Casa Real, con sus camaradas reales de otros países, nos trae inversiones de vez en cuando, algo que la feminista Calviño no hubiera logrado con su pose ortodoxa contra el patriarcado opresor. Señora, cuando hablamos de negocios que pueden dar trabajo a hombres y mujeres españolas, deje su feminismo en la puerta y actúe como lo que es: la representante de los españoles, sean machistas, hombres como a usted le gusten, feministas, femeninas, amantes de los chipirones a la plancha o amas de casa que se sientan muy orgullosas de serlo. Señora, he seguido su curriculum y lo he leído y no esperaba de usted esa mente tan simple, hasta pensé que usted podría ser una buena presidenta para España. Ya no. Es usted una fundamentalista, sus emociones mandan en su razón. Los negocios son los negocios, sea con árabes o con bosquimanos. Además, estaba el rey delante que es su rey, lo quiera o no. Un poco de coherencia ante el mundo.
Llega a España el otro rey, el emérito, porque me considero un privilegiado como habitante de una historia en la que vivo con dos reyes en España y con dos papas en el Vaticano. Juan Carlos I es el padre de Felipe VI, la justicia ha archivado todas las causas contra él, tiene aún deudas éticas con el pueblo español pero no es oficialmente un delincuente. Hombre, sabemos que es un don Juan o un don Miguel de Mañara, los Borbones han tenido fama de ello y no sólo los hombres, recordemos la obra colectiva Los Borbones en pelota, mal atribuido en exclusiva a los hermanos Bécquer, que trata sobre los desmanes sexuales de Isabel II. Se editó esta obra completa en los años 90 con la anécdota de que el entonces único rey Juan Carlos adquirió un ejemplar en la Feria del Libro de Madrid.
El asunto es que Felipe VI no puede dar tantas muestras de debilidad y menos ante los gobernantes actuales. Juan Carlos I, primero es su padre, antes que rey, y tiene derecho a estar junto a su hijo, a pesar de que doña Sofía esté de uñas o ya pase de todo. Ancho es el palacio. Padre e hijo que hablen largamente unos días sobre sus asuntos y decidan qué estrategia van a seguir para recuperar la imagen perdida si es que la recuperan. Luego que Juan Carlos se vaya con los árabes de nuevo o que se venga a vivir al Tardón unos meses hasta que pasen las elecciones generales del año que viene. Su hija mayor contrajo matrimonio aquí en Sevilla y así puede ir a visitar la tumba de quien la casó: monseñor Amigo Vallejo que en paz descanse (qué mala cara tenía en el féretro, unos toques de color no le hubieran venido mal). Si en el Tardón no quieren al rey ardiente, cuento con una habitación libre en mi casa y fabada Litoral en la despensa. O lo llevo a comer a la taberna del Mellizo que la tengo pegada a casa.
En definitiva, yo no sé lo que se cuece arriba, ni sé siquiera si el PP ve con buenos ojos que los dos reyes se vean tranquilos por si ese encuentro les roba votantes del PSOE. Lo que sé es que aquí hay un hijo que es rey de verdad y un padre que es rey emérito y ya mayor y el hijo parece que está ignorando al padre demasiado mientras el gobierno cada vez se merece menos a España y los españoles.