Filosofía farolillo

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12 abr 2020 / 05:00 h - Actualizado: 12 abr 2020 / 05:00 h.
  • Filosofía farolillo

Hace varios días que tengo en mente a la figura del farolero, en concreto desde que ví la película "El retorno de Mary Poppins". Ambientada en el Londres de 1929 donde Jack, el farolero, es uno de los protagonistas. Su función era ir cada noche, por su zona asignada, encendiendo las farolas para luego apagarlas con la llegada del día, y cuando digo "encender" me refiero a mano, con fuego, en "modo artesano", he ahí la razón de ser del farolero: aportar luz donde hay oscuridad, una función tan sencilla como significativa porque gracias a la labor de Jack, quien estaba perdido se podía volver a encontrar y conseguir llegar a su destino siguiendo las dinámicas llamas de las farolas...

Si en tu vida ya no hay brillo...

¡Sé tu propio farolillo! éste era el estribillo de la canción que entonaba el risueño Jack cuando salía a trabajar, ¡me encantó! lo repetí mentalmente para que se me quedase grabado: "si en tu vida ya no hay brillo, ¡sé tu propio farolillo!" y es que Jack nos estaba brindando el secreto de la felicidad humana, piénsalo... Cuando todo empieza a verse mate, estás a punto de darte un cate y empiezas a confundir el bosque con la carretera... ¡no sigas así! ¡párate! ¡espera! "pero... ¿si no hay otro camino?, ¿dónde voy a ir?", y a lo mejor tienes razón, sólo hay un camino pero, probablemente, haya otra forma de hacerlo... ¡Ahí es donde entra la filosofía farolillo!

¡Con poderío!

Tienes la filosofía farolillo más cerca de lo que crees, y si no, cierra los ojos y piensa en El Gran Poder... Cuando El Señor de Sevilla sale de San Lorenzo es noche cerrada pero, de repente, si alzas los ojos hacia la balconada, ¡la verás entera iluminada! porque los fieles cuelgan faroles de su balcón afín de que no se pierda el magnífico mensaje del momento de pasión...

¡Mejor iluminado!

Cuando sientes esa falta de brillo en tu vida, si tomas la decisión de convertirte en tu propio farolillo, empezarás a ver tu camino de otra manera... Y lo harás desde la confianza certera de que la llama eres tú mismo, no hay posibilidad de engaño, tu decisión de alumbrar una "calle" u otra puede ser más o menos acertada pero, en todo caso, es tuya. Ya sea el camino largo, corto, recto o ladeado, una cosa es segura... ¡mejor iluminado! ¿por qué? porque al ver el camino con toda claridad, nuestra visión (física y mental) se comienza a ampliar, nuestro paso se tornará dinámico, nuestro ritmo generará confianza y al poco tiempo, notaremos como ganamos en eficiencia.

Estos días donde los nubarrones físicos, mentales y emocionales parecen convertirse en nuestros vecinos, recuerda con buen atino: "Si en tu vida ya no hay brillo, ¡sé tu propio farolillo!